Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“Madre Vicky se entregó también a la lucha que realizó su mamá (1971) por sus hermanos y llegó a ser presidenta del Comité de Madres (COMADRES), Aún con sus dificultades de salud era tenaz y un ejemplo a seguir en defensa de las víctimas”, expresó Madre Lucy, directora ejecutiva de COMADRES.
El inmaculado altar a su memoria, expone su fotografía, su “delantal”, prenda que la identificaba como la mujer trabajadora que era, una camiseta que plasma el rostro de Madre Antonia una de las fundadoras de COMADRES.
El altar lo complementan rosas y velas blancas y un pequeño busto de San Oscar Romero, el obispo mártir que acompañó a este grupo de madres, esposas, hijas o hermanas que buscaban incansables en los años previos al conflicto armado de la década de los años ochenta, a sus seres queridos que fueron abatidos en la represión del Estado salvadoreño.
Madre Lucy rememoró que la madre de Madre Vicky buscaba a dos de sus hijos: “A uno lo mataron en una parada de buses, al otro lo bajaron del bus y el tercero lo llegaron a sacar de la casa y nunca más lo encontraron”. El ambiente violento al que se enfrentó esta defensora de derechos humanos hizo que se incorporara, junto a su madre, cuando apenas contaba con 7 años de edad.
“Ella nos contó todas las penas y angustias que pasó al lado de su mamá -así como lo pasamos nosotros. Ellas fueron lideresas natas -aunque alegaban no poder escribir- eran verdaderas personas defensoras de derechos humanos”, sostuvo Madre Lucy.
“Como niñas compartimos en nuestra memoria el proceso de la guerra (años ochenta) -siempre lo decimos- que sentimos los estragos de la guerra siendo unos niños, que nos tocó andar huyendo de las bombas, balas , allí con sueño, hambre, mojados por la lluvia para salvaguardar la vida. Viviendo una vida que no elegimos, pero nos tocó vivirla”, reconoció Madre Lucy.
Madre Lucy advirtió que ante el contexto actual “no era un chiste pensar en otra guerra”, al considerar que vivieron en “carne propia lo duro y cruel” de la guerra en la población civil.
“Lo juro, la guerra no fue un cuento, -como pretenden insinuar- , es algo para olvidar, fue cruel, y es lo que no queremos que se repita ahora como Comités de Madres de las Víctimas. No queremos que quede en el olvido esta impunidad o peor aún que haya retrocesos en los derechos humanos y tratar de regresar a un período sumamente difícil como el pasado”, indicó Madre Lucy.
El padre Fredy Sandoval, de la Concertación Monseñor Romero, resumió los valores de madre Vicky en legados de: valor, verdad, testimonio y alegría, que marcaron su andar y proceder en defensa de las víctimas de ambos bandos durante el conflicto armado.
“Al hablar de su valor es porque respondieron y exigieron al Estado por las víctimas que estaban siendo perseguidas, capturadas, torturadas y asesinadas. Cuando el deber del Estado era tutelar los derechos de su población”, subrayó el sacerdote.
“Ellas (COMADRES) comenzaron su trabajo en un contexto de persecución, muerte y represión -como en la actualidad-. Por eso les reconozco que su primer legado fue valentía, porque apoyaron a las víctimas y parece que es lo mismo que vivimos actualmente”, reprochó el padre Sandoval.
En cuanto al legado testimonial, el sacerdote consideró que siendo una niña de 7 años, que acompañaba a su madre en busca de sus hermanos, “su vida fue una acción valiente”. Que fue todo un crecimiento personal, y quedó en evidencia esta experiencia cuando presentó su argumento ante la Comisión de Derechos Humanos (2021) presentado la causa de COMADRES y de otras muchas víctimas con conocimiento, propiedad y competencia.
“Madre Vicky mostró ante este alto nivel de institución pública que con las víctimas no sucede lo que ha dicho el presidente (Nayib Bukele) -en algunas ocasiones- que estas personas son manipuladas por organizaciones nacionales o por cooperantes internacionales. No, no es así”, afirmó.
“Ellas tienen su verdad, su claridad y han asumido su causa con mucha profundidad y también esa fuerza -debe ser- para nosotros que somos defensores de derechos humanos, un paradigma que nos transmita la esperanza firme, viva y activa. Ante las dificultades actuales en donde la diplomacia , la economía y la tecnología no busca el bienestar de las personas y exige los deberes del Estado”, consideró.
Sobre el legado de la “alegría”, el padre Sandoval añadió: “Ella compartió en el trato normal la esperanza con pequeños gestos, aunque las cosas no fueran lo mejor que otras personas podrían hacer -ella lo agradecía- porque era un aporte y abonaba a la causa de las víctimas y su dignidad”, señaló.
Sobre todo, ante la “indiferencia y silencio del Estado salvadoreño”, afirmó, Jayme Magaña Cruz, abogada de los Comités de Madres de COMADRES y CODEFAM, al lamentar el “profundo dolor” por la pérdida de una defensora de derechos humanos con su capacidad y conocimiento en la reivindicación de las víctimas del conflicto armado.
“Madre Vicky -decía que no era letrada- pero dio una lucha política importante, y buscó para COMADRES, CODEFAM y el resto de víctimas (del conflicto armado) un espacio en la cooperación internacional para que las víctimas fueran escuchadas y ayudadas en las necesidades que ahora tienen”, explicó.
“El silencio del Estado salvadoreño y su negativa de garantizar la memoria histórica y resarcir a las víctimas, es porque sería aceptar que ha sido un Estado que cometió crímenes de lesa humanidad, de ahí su indiferencia. Es un intento de borrar esa guerra de12 años, como han querido borrar la masacre de 1932, buscan que queden en el olvido y solo como un mito, cuando las víctimas están aquí, son memoria viva, y están exigiendo sus derechos y no vamos a descansar hasta el último momento”, sostuvo la abogada.
“Para mí es un gran honor hablar de la memoria de Madre Vicky”, expresó Rafael Segura, del Comité de Presos Políticos de El Salvador, quien formó parte de pocos sobrevivientes del sistema penitenciario durante el conflicto armado de los años setenta y ochenta.
“Ha sido para nosotross un inmenso dolor perder a una compañera que con su ejemplo nos ha traído hasta este lugar -decirles- que cuando platiqué por primera vez con ella, me hizo entender que formaba parte de COMADRES, y es muy sencillo en 1981 cuando fui capturado mi madre anduvo por todas partes buscándome con estas madres”, relató.
“Me buscó en las morgues, en los hospitales y en el Playón (lugar donde dejaban cadáveres los Escuadrones de la Muerte), ante mi ausencia me buscó cuando ya estaba en el recinto del Centro Penal de Santa Tecla, donde nació el Comité de Presos Políticos de El Salvador, mi madre no cesó hasta dar conmigo, por eso entendí lo que me dijo Madre Vicky”, manifestó Segura.
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