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Una vez más el pueblo venezolano, liderado por Nicolás Maduro, desafió al imperialismo y a las derechas golpistas de América Latina, cuya mayor expresión de estas es el Grupo de Lima y lamentablemente hasta la OEA.
Y es que en la mañana del jueves el presidente de Venezuela Nicolás Maduro fue juramentado este jueves en el Tribunal Supremo de Justicia para el periodo constitucional 2019-2025.
Maduro obtuvo una victoria electoral por más del 60 % de los votos válidos, sin embargo, el imperio, la derecha latinoamericana y los gobiernos de derecha, representados en el Grupo de Lima, han rechazado no solo los procesos electorales últimos en Venezuela, sino también que juramentara ayer bajo la amenaza de no reconocer al Gobierno.
“He cumplido con la Constitución, está rectificado mi juramento y desde hoy (ayer) asumo la presidencia para democráticamente llevar las riendas de nuestra patria hacia un mejor destino”, expresó el mandatario.
Asimismo, destacó que como presidente llevará la nación a la prosperidad social.
Nicolás Maduro fue electo presidente el 14 de abril de 2013 tras el fallecimiento del mandatario Hugo Chávez. El 20 de mayo del año pasado fue reelegido con el 67,7 por ciento de los votos.
Normalmente, la juramentación se realiza en la Asamblea Nacional (AN), sin embargo, como esta se encuentra en desacato judicial desde 2016, todos sus actos son nulos, por lo que le correspondió, según la Constitución, ser juramentado por el Tribunal Supremo de Justicia.
Estados Unidos y países aliados de Europa y América Latina lanzaron una campaña a escala mundial para desconocer el gobierno de Maduro. Incluso, el presidente de Estados Unidos Donald Trump ha amenazado con una intervención militar contra Venezuela.
Pero, Venezuela no está sola, un total de 112 países han reconocido la investidura del mandatario venezolano para el nuevo período presidencial, entre ellos El Salvador, por eso es que el Presidente Salvador Sánchez Cerén participó en la juramentación de Maduro.
El imperio y la derecha latinoamericana no quieren reconocer que la transición de Venezuela hacia el socialismo lo está desarrollando con los mismos instrumentos del capitalismo: las elecciones. Y debido a que la derecha ha sido derrotada en las elecciones, Estados Unidos y sus aliados las desconocen y hablan de la dictadura latinoamericana.
