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Las prácticas agrícolas agresivas y contaminantes elevan el riesgo de la salud, subsistencia y vida de las comunidades que viven en los contornos de este monocultivo. Foto: Diario Co Latino /Archivo.

Malas prácticas agrícolas continúan afectando a miles de comunidades

Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino

“En el cantón San Isidro hacen tres riegos de Glifosato, y arruinan los árboles de aguacate y frutales porque les ha caído veneno. A mí me ha caído y me quemó parte de la mano y el pelo, y que las autoridades no tomen en cuenta la salud de las poblaciones es injusto”, dijo en su testimonio, Sonia Gutiérrez.

“Este problema es grande, este problema es una bomba de tiempo y por años hemos denunciado que el monocultivo de caña de azúcar, nos causa graves estragos a la salud como la insuficiencia renal y eso todos lo conocemos”, añadió Gutiérrez.

El cantón San Isidro, Izalco, Sonsonate, es uno de los 3 departamentos que concentran grandes extensiones del cultivo de la caña de azúcar, cuyas prácticas agrícolas agresivas y contaminantes elevan el riesgo de la salud, subsistencia y vida de las comunidades que viven en los contornos de este monocultivo.

“Realmente, es impactante todos los agroquímicos que utilizan desde que comienza la siembra de la caña de azúcar -sin pensar- el daño que hacen a la comunidad, y lamentamos que las instituciones responsables de regular estas contaminaciones no tomen en cuenta nuestra la salud, porque realmente está ligada a esta contaminación”, afirmó.

“Se habla del Glifosato, pero también está el Paracuat o Gramaxone, que son altos contaminantes y son aplicados y ahora que ya viene la siembra los suelos van a estar más saturados de esos químicos y también el agua que consumimos”, indicó Gutiérrez.

Sumado a la contaminación de los suelos, agua y el aire, Gutiérrez agregó la práctica de las “quema de rastrojos” que se constituye en destruir los restos de tallos y hojas que quedan luego de levantada la cosecha, lo que significa el incremento del deterioro del medioambiente local.

“En mi cantón San Isidro, la última quema de los rastrojos del mono cultivo de la caña de azúcar se salió de control y terminó con un incendio en el Cerro de La Olla y parte de Los Chinos, fue una área como de cuatro tareas de bosque, eso perjudica también los mantos acuíferos que son contaminados y también la alta extracción del bien hídrico”, subrayó.

Miembros de la Campaña Azúcar Amarga, denuncian embestida contaminante de agro químicos y piden al gobierno políticas públicas claras de protección y restauración del medio ambiente. Foto: Diario Co Latino /Archivo.

“Hacemos un llamado al gobierno y las instituciones correspondientes, a tomar en cuenta todo lo que está sucediendo porque si bien dan trabajo, y generan riqueza, pero, ¿a costilla de quiénes ?, porque la Central de Izalco se lleva la plata y las ganancias y los enfermos a quién, al gobierno le quedan para atenderlos. Le pedimos al presidente (Nayib Bukele) y ministros ir al campo y ver esas prácticas que dañan la vida de las comunidades”, exhortó Gutiérrez.

Mientras, la agroindustria azucarera goza de buena salud, y viene registrando incremento en la producción de quintales de azúcar para su venta al exterior. Solo en la zafra 2020-2021 obtuvo 17. 04 millones de quintales de azúcar.

Y la más reciente que cerró este abril 2022, generó 17.6 millones de quintales. Así como, 53.9 millones de galones de melaza, que son producciones de las cuales la industria cañera obtiene ganancias millonarias en los mercados internacionales.

José Acosta, de Voces en la Frontera, que integra la Campaña Azúcar Amarga, junto a la UNES, CRIPDES, FESPAD y ARUMES, reiteró el apoyo a la denuncia de las comunidades sobre las malas prácticas agrícolas del monocultivo de la caña de azúcar, que impacta sus entornos por el uso de agroquímicos altamente contaminantes.

Se ha comprobado científicamente que el Glifosato es un agente cancerígeno por lo que ha sido prohibido en Europa y Estados Unidos, dijo. No obstante, en el país es utilizado sin ningún control, mientras avanza las manzanas de cultivo de caña de azúcar, que no es un alimento para la población como los granos básicos, añadió

“El dato más reciente que se tiene es de 111 mil manzanas cultivadas con caña de azúcar, pero es probable que haya un sub-registro y sea más territorio. En un ejercicio de investigación bibliográfica entrevisté a una funcionaria del Medio Ambiente y consulté este dato y me respondió que se enteraban de los nuevos cultivos de caña hasta que la población llegaban a denunciar el ingreso de este cultivo”, compartió.

“Cuando la Ley de Medio Ambiente establece que se requiere de un permiso ambiental para este tipo de cultivo, entonces, aquí no se respetan las leyes y hay una anarquía en todo esto. Y lo difícil es saber el dato real aunque es alarmante el dato que manejan de 111 mil manzanas cultivadas con caña de azúcar en un país donde hay un conflicto por la tierra y en la tierra agrícola es escasa, eso es un dato preocupante”, sostuvo Acosta.

Otra cifra alarmante, señaló Acosta, es que de los 14 departamentos del país, se cultiva caña de azúcar en 12 departamentos, que solo Chalatenango y Morazán no han registrado terrenos con cultivo de caña. Y que el 70% de este monocultivo se concentra en cuatro departamentos: Ahuachapán, Sonsonate, La Paz y Usulután, en la franja costera.

“Esto es otro problema porque hace 40 años, la mayor parte del cultivo de caña de azúcar eran la franja de la zona central del país, incluso Nejapa y otras zonas de San Salvador, pero actualmente, de a poco el cultivo de caña ha ido migrando a la zona costera y esto se debe primero, a las nuevas variedades de caña de azúcar que están adaptadas al clima y suelo de la costa”, argumentó.

“Y es un nuevo problema porque el ecosistema en la franja costera es mucho más frágil, porque siempre entre dos grandes ecosistemas como el mar y la tierra, justo en esa frontera que les divide hay alta concentración de la biodiversidad, entonces, estas zonas se vuelven sensiblemente vulnerables y frágiles a las prácticas que implica el cultivo de caña, y son los temas que poco se discuten, siendo importantes y deben traerse a la opinión pública”, consideró Acosta.

Bernardo Belloso, activista de CRIPDES, mencionó que traer el tema del monocultivo de la caña de azúcar en el país se encuentra relacionado con la “muerte de la población” por la insuficiencia renal, que se mantiene su impacto oculto, cuando se trata de un problema de Salud Pública.

“Realmente las políticas que se están implementando en este momentos van en la dirección de fortalecer las economías por sobre la garantía de los derechos fundamentales de la población y cuando hablamos del interés económico sabemos que se trata de los grandes empresas nacionales y extranjeras que tienen el libre albedrío para -según el gobierno- invertir”, expresó.

“Esconder las cifras de los casos renales en las comunidades, como los impactos que está generando en el medio ambiente el cultivo de la caña de azúcar es lamentable. Nosotros hemos denunciado y anunciado que el territorio nacional ya no está en condiciones para seguir ampliando el parque cañero, los ingenios azucareros hablan de 83 mil hectáreas de tierras cultivadas, pero son más de cien mil hectáreas”, manifestó Belloso.

Sumado a este avance sin control de la frontera agrícola por caña de azúcar, Alejandro Labrador, de la UNES, observó como dato “grave” que se utilice 2055 millones de metros cúbicos de agua, que eleva la ya alta vulnerabilidad de las comunidades rurales y las que viven en la franja costero marina.

“Estamos buscando poner al debate este tema, y sabemos que no es nuevo, pero buscamos -darle voz- a las personas que siguen denunciando por el aumento de este monocultivo buscando darle la relevancia y urgencia a esta problemática, que está latente, pero que no florece en políticas públicas que este país merece”, indicó.

“No se puede seguir privilegiando sectores como la industria cañera, que recibe incentivos económicos por la supuesta bonanza económica que genera, cuando no se mide con claridad el pasivo ambiental y el pasivo en salud de la población, es un error. Entonces, se deben cambiar las prioridades en un país que tiene una crisis económica y en salud”, puntualizó Labrador.

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