Rigoberto Palma
Los economistas de ARENA siguen fallando en sus juicios sobre la economía nacional. Eso no es nuevo. Son muchos sus pronósticos erróneos. Uno de ellos, cheap para poner solo un ejemplo, fue el estimado de crecimiento del PIB que establecieron en el Presupuesto Nacional de 2009 y que fue aprobado en 2008. Según los economistas de ARENA, el PIB crecería entre 3.5% y 4% y el resultado fue que cayó en -3.1%.
El primer turno en los desatinos actuales lo ocupa el señor Jorge Daboub, quien también es Presidente de la ANEP. Daboub tiene años diciendo que las finanzas del gobierno se sostienen del aporte de las empresas privadas, o sea, que quienes más le aportan al fisco son los empresarios. Eso no es cierto porque el 80% de los ingresos tributarios proviene de los impuestos al consumo (IVA, aranceles y otros) y de la renta salarial. Pero en estos días Daboub cambió su parecer para rechazar los nuevos impuestos que quiere aprobar el gobierno, pues ahora se ha dedicado a decir que todos los impuestos los paga la población porque se les transfieren a los precios.
Sin embargo, Daboub vuelve a equivocarse al cambiar de parecer, porque un impuesto a una mansión de un rico no tiene impacto en los precios, sino en el bolsillo del rico. O sea, Daboub cambió un error por otro. Pero hay que reconocerle que ya admitió que el pueblo es quien más paga, no los empresarios.
El segundo turno lo ocupa Claudio de Rosa, quien dijo que los cinco años del gobierno de Mauricio Funes y el FMLN fueron un quinquenio perdido. O sea, que para el señor Claudio, pasar de una caída del PIB durante el último gobierno de ARENA a un crecimiento promedio de 1.8% en el gobierno del FMLN es pérdida. Los banqueros, para los que Claudio de Rosa trabajó durante muchos años, no estarían de acuerdo con esa afirmación, pues la ganancia de los bancos, que bajó de 128 millones a 45 millones entre los años 2008 y 2009, subió en los siguientes años hasta cerrar en 222 millones en el 2013. Ese sector del empresariado nacional no siente que ha perdido.
Tampoco coincidirían con Claudio los exportadores, que vieron caer sus ventas en el exterior en -17% en el año 2009 y desde entonces la han subido en un promedio de 6%. Y tampoco coincidirían los importadores, cuyas compras en el exterior, que cayeron en -25% en el 2009, crecieron 10% promedio en los siguientes años.
Otros que no sienten pérdidas son los industriales, pues sus niveles de producción, que en 2009 cayeron -3.0%, en los siguientes años crecieron en un promedio de 2%. Igual ha pasado con los empresarios de la construcción, el transporte, las telecomunicaciones y otros servicios. Todos tenían cifras negativas en 2009 y hoy tienen cifras positivas. Y en el agro la reactivación ha sido evidente. Y ni qué decir de las pequeñas empresas que les venden uniformes y calzados al Ministerio de Educación y de los ganaderos que les venden leche a esa misma institución.
Pero quienes menos sienten el “quinquenio perdido” de don Claudio son las familias que salieron de la pobreza, pues hasta Claudio admite que la pobreza pasó de 40% de los hogares en 2008 a 29% en 2013. También sienten beneficios las personas alfabetizadas, las que reciben pensiones no retributivas y las que no pagan la cuota voluntaria de salud. También las cientos de miles de mujeres que reciben atención en las sedes de Ciudad Mujer y las 82,000 personas que ya no pagan renta sobre sus salarios.
Para esas personas, empresarias, trabajadoras, pobladoras rurales y de otros sectores sociales, parece que el quinquenio de Funes y el FMLN no fue perdido.