David Martínez
@davidmar2105
Eran pasadas las 2 de la tarde, el día pintaba entre gris y un dorado opaco que ocasionaban los rayos de sol que buscaban iluminar entre el espeso nublado clima de San Salvador. Quizá era una forma de mostrar el luto por la pérdida a primeras horas del domingo de una gran mujer.
Y es que en horas de la madrugada murió mama Lola, Dolores Hernández, debido al padecimiento de un cáncer. Fue una mujer incansable en su lucha por conocer la verdad, hacer justicia y tener reparación por las víctimas desaparecidas antes, durante y después del conflicto armado. Un sueño que Dolores se lleva sin cumplirlo en su totalidad pero con la satisfacción de haber ayudado a muchos desde esa lucha.
Hernández, originaria de Agua Caliente, San Vicente, se incorporó a la lucha social a finales de la década de 1970, ayudó al proceso revolucionario desde la clandestinidad, apoyando en tareas de entrega de encomiendas y curando a los combatientes heridos, entre otras cosas. Por ello recibió la medalla al mérito Farabundo Martí, otorgada por el FMLN.
Esta mujer ayudó a forjar una familia de luchadores sociales, hasta llegar al punto de perderlos. Uno de los más representativos fue su hijo el Comandante Camilo Turcios. Esto le llenó de más fuerzas para seguir luchando por una sociedad más justa. Por eso sus familiares y amigos reconocieron su lucha en la velación. Las primeras en hacerlo fueron sus nietas, quienes pidieron a los presentes, especialmente a sus familiares, a ser fuertes, y no recordarla con tristeza.
“Hay que recordarla como ella fue, una persona que le gustaba hacer poemas, canciones. Una altruista. Ella prefería solo quedarse con lo que andaba puesto y repartir lo poco que tenía a las personas más necesitadas. Damos gracias a Dios porque siempre estuvo para su familia”, expresó con voz entrecortada Glenda Hernández.
Su hermana Sofía Hernández prosiguió haciendo una reflexión de su legado.
El ser fuertes y seguir la lucha por la justicia, verdad y reparación de las víctimas del conflicto armado, una deuda que aún persiste y que no deja, según ella, que se edifique enteramente la paz que tanto anhela el país.
“Ese valor que ella tenía hay que seguirlo.
Fue muy sufrida, pero nunca protestó por nada, ella siempre dijo adelante y eso nos tiene que llenar de valor para seguir luchando y continuar nuestra tarea, porque esto no ha culminado. Tenemos que seguir, desde adentro, luchando y ahora seguir la guía de nuestra hermana”, expresó Hernández.
Pero además hace una reflexión de que “mama Lola” se fue sin ver los frutos de su lucha, pues no ha sido tarea fácil lograr que en la Asamblea Legislativa, por lo menos, reconozcan el 30 de agosto como Día del detenido Desaparecido.
Asegura que todas las personas que están en la lucha son madres de los desaparecidos que con sus años buscan reparación, pero esto puede tener sus puntos en contra, pues, como Dolores, pueden quedarse sin concluir la tarea, por ello la importancia de que las nuevas generaciones retomen este legado y luchen porque en el país se haga verdadera justicia para alcanzar la verdadera paz.
Esto lo secunda Eduardo García, director ejecutivo de PRO-BÚSQUEDA, para quien Dolores fue un actor importante en la búsqueda de esa paz, dio aliento a otras madres a seguir, pero que “se fue sin ver resarcido el daño que le causó un sistema voraz al no regresarle o darle cuenta de donde estaban sus hijos”.
“Los órganos de justicia no generaron la suficiente justicia para que ella pudiera encontrar, como otras madres, a sus familiares. El Estado se ha quedado corto y como ella han muerto muchas madres sin que se les hiciera justicia, no hay que seguir esperando a que siga sucediendo y exigir a que se haga justicia”, expresó García.
Mama Lola se fue, pero dejó su legado. Hoy el movimiento social que busca el cumplimiento de los derechos humanos está de luto, sin embargo dicen tener las fuerzas, aunque escasas, pero las suficientes para lograr la verdad, justicia, reparación y así construir una verdadera paz.