ANTIGUA Y MISTICA ORDEN ROSAE CRUCIS, try AMORC
1614 – 2014
Emitido por el Consejo Supremo de la
Antigua y Mística Orden Rosae Crucis, try AMORC
¡Salutem Punctis Trianguli!
En 1614, los Rosacruces salieron de su anonimato al publicar la “Fama Fraternitatis”. Cuatro siglos más tarde, nosotros, Diputados del Consejo Supremo de la Antigua y Mística Orden Rosae Crucis, hacemos un llamado a los hombres y las mujeres de buena voluntad, a fin de que se junten con nosotros para trabajar en la reconciliación de la Humanidad consigo mismo, con a Naturaleza y con la Divinidad. Es por eso que colocamos esta “Appellatio” bajo los auspicios de la espiritualidad, del huma- nismo y la ecología.
– – – – – –
Estimado lector y lectora:
En 1614, hace, pues, cuatro cientos años, una misteriosa hermandad se dio a conocer casi simultáneamente en Alemania, Francia e Inglaterra, mediante la publicación de un Manifiesto titulado “Fama Fraternitatis Rosae Crucis”. En aquella época, este texto provocó numerosas reacciones, particularmente entre los pensadores, los filósofos y los responsables de las religiones vigentes, especialmente los de la Iglesia Católica. En forma general, este Manifiesto llamaba a una Reforma universal, tanto en el ámbito religioso como en el poliítico, el filosófico, el científico, el económico, etc. Los propios historiadores hacen referencia a que la situación era muy caótica en varios países de Europa en aquella época, al punto de que se hablaba abiertamente de “crisis europea”. Recordemos que al “Fama Fraternitatis” le siguieron dos Mani- fiestos más: “La Confessio Fraternitatis” y “Las Bodas Químicas de Christian Rosenkreutz”, publicados en 1615 y 1616, respectivamente. Los autores de estos tres manifiestos se identificaban como miembros de la Hermandad de los Rosacruces y pertenecían a un círculo misterioso conocido con el nombre de “Círculo de Tübingen”. Todos se apasionaban por el hermetismo, la alquimia y la cábala. Algunos años más tarde, en 1623, esta Hermandad se dio a conocer todavía más, mediante la colocación en las calles de París, de un cartel enigmático: “Nosotros, Diputados del Colegio principal de la Rosa Cruz, realizamos una estancia visible e invisible en esta ciudad, mediante la gracia del Muy Alto…
”Esta “Appellatio” no tiene como meta exponer aquí la historia de los Rosacruces, ni tampoco su enseñanza. Mediante este manifiesto, deseamos más que nada, celebrar el aniversario número cuatrocientos de la publicación del “Fama Fraternitatis”, Manifesto funda-dor de la Rosa Cruz en el sentido histórico. Si precisamos “histórico”, es porque en el sentido tradicional, esta Orden tiene sus orígenes en las Escuelas de Misterios del antiguo Egipto, durante la décima octava dinastía. Michaël Maier, célebre Rosacruz del siglo XVII, declaró en una de sus obras: “Nuestros orígenes son egipcios brahmánicos, oriundos de los misterios de Eleusis y de Samotracia, de los Magos de Persia, de los pitagóricos y de los Árabes”. (continuará)