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Mar – Menstruación – Seducción

Rafael Lara-Martínez

Professor Emeritus, New Mexico Tech

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Desde Comala siempre…

o. Entrada

 

Como en artículos anteriores, se comentan dos relatos del libro de Josué Ramos (Compilador y traductor), Nechilwiat katka ka seujti.  Me contaban que una vez», San Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2023.  Se entabla un diálogo por una interpretación gramatical y hermenéutica distinta de la original.  El razonamiento presupone que la palabra oral co(n)-munica un «mensaje» del hablante (Yo) al Oyente (Ud(s)., Tú, Vos) , quien lo recibe en re-cado.  Esta colecta hace variar el sentido original, ya que «yo sé lo que digo», pero ignoro «cómo el Oyente lo percibe».  Asimismo sucede con la palabra escrita.  Conozco en detalle este ensayo, pero sólo los comentarios me explican su recepción.  Este principio lingüístico elemental —Hablante-Oyente, y su reverso en espejeo— presupone que no hay democracia sin un mínimo de dos perspectivas distintas sobre lo mismo, a menudo ambas verdaderas: 2+2=3+1=…

 

El primer relato plantea —»Kwak Tu-Teku ki-chiw-ki ne la-mal, Cuando Nuestro-Padre la-hizo la la-mar (Visitación García, 29 de enero de 2020) «— la creación de la mar como entidad femenina por un acto divino.  Esta temática la reitera el segundo bajo otra perspectiva más anecdótica e histórica: «Ne siwa-t taj-pia tik ne la-mal, La mujer cuida en la la-mar (Fidelina Cortez, 29 de enero de 2020)».  Una muchacha se interna al fondo de la mar e influye en su flujo menguante.  En ambos, la mar define la presencia corporal de una mujer seductora que atrapa hombres ahogados para llevárselos a lo profundo.  Más que un accidente, la asfixia en el agua marina define una acción engañosa femenina para apropiarse de hombres a su gusto.  Si en el primer relato Dios mismo le adjudica a la mujer conservar las aguas marinas, en el segundo, se trata de una joven cuya afición por las aguas la vuelven pez y custodia del océano.  A la fusión de la mar-mujer le prosigue la transformación en «pez-sirena»-guardiana de las aguas saladas.  Por esta asociación, en inversión cronológica creadora, la mar imita a la mujer, viceversa.  «Ø-panu i-mensualidad nusan naj siwa-t, ella-pasa su mensualidad como mujer».

 

Ambos relatos se reúnen al unificar la menstruación con la «enfermedad».  Proyectado hacia lo mítico, las dos mujeres testimoniantes juzgan su período como una afección.  En ningún caso lo vinculan a la Luna y a sus fases cambiantes, que permanecen en el olvido.  Sin embargo, «menstruar» y «mensual» se relacionan al astro nocturno, de igual manera que a las mareas.  En el olvido, la Luna dirige la (re)producción natural y humana, de la agricultura a la gestación.  En vez de recalcar ese enlace —Luna-Mes-Marea-Menstruación— la narrativa subraya el carácter seductor de la mujer.

 

Otro relato de la segunda testimoniante describe el vínculo directo entre la Luna y la menstruación («Ne metz-ti wan ne sij-siwat-ket, La Luna y las mujeres», Fidelina Cortez, 2019).  Lo percibe como un sangrar semejante a una «picada, puyada» que el astro nocturno le ocasiona a la «siwa-pil, muchacha».  «…Se siwa-pil pewa es-kisa…ne metz-ti ki-tzupina, la muchacha comienza sangre-sale…la Luna la-puya/pica…» como si ella fuera «ne achtu i-shulej-yu, el primer marido».  A la lectura se le encarga indagar quiénes «-tzupina-t , pican/puyan» al igual que la Luna y el marido.

 

La mar prosigue el dictado biológico femenino al regirse por mareas sangrientas.  Su espuma sale a la misma playa —»ten-kal, boca-casa»— que a la entrada del ser humano al mundo, quien nace al salir de una «boca-casa» semejante.  Más que un fenómeno natural y marítimo, inmersa en la mar, la mujer impone su período mensual: mujer (1) -> mar (2).  Asimismo, se asimila el naufragio masculino con la seducción que lleva a cabo la mujer.  Ella captura hombres —los ahoga— para conducirlos a sus profundidades oscuras.  Por esta doble equivalencia —marea-menstruación; ahogo-seducción— la mar actúa de igual manera que la mujer-pez-sirena que vive en sus entrañas saladas.

 

El comentario de ambos relatos se divide en tres secciones.  La primera (I) presenta el texto original, analizado, y una traducción semi-literal que conserva el ritmo de la lengua náhuat.  En seguida, hay un traducción más literaria (II) y se concluye con las características generales de los dos textos (III).

 

I. Kwak Tu-Teku ki-chiw-ki ne la-mal

 

kwak pej-ki Tu-Teku ki-chiw-ki tender ne a-t wan ki-tukti-j se persona ma ki-maka ista-t ma na’ puyek.  Wan ki-ma’-k ne ista-t, ki-ma’-k ne ista-t wan ne at te yaw na’ salado.  Panu-k ne Tajtzin.  Tu-Teku k-ilwia:

—¿Ti-maka-ka ne ista-t ne a-t? (5)

—Ni-k-maka-ka pero tesu ne puyek.

Naj ki-ma’-tiwita wey ista-t, ki-ma’ti’-t ista-t wan puño, puño, nemia salado ne a-t.  Kwak wala-j ne Tu-Teku ki-kwi-j se puñoj-chin, ki-min-ki, ki-chi’ probar ne at.  Al rato, ki-chiw-ki probar.

—An, shi-k-chi’. (10)

Asta chichi-k ne a-t, Puyek, puyek naj nemi-tuya bendecido ne a-t.  Después ki-tali-j se siwa-t pal nemi né yajika ne a-t se siwa-t.  Ki-neki (i)-shulej-yu ne siwa-t, kwak a-mesawi se taka-t, ina-t i-shulej-yu ne sirena.  Ne a-mesawi-t taka-met.  Keman a-mesawi se, yaja k-wika. (15)  Kukuya nusan, panu i-mensualidad.

Nemi veces, nemi ne placientes.  Ina-t ne tej-tekniwan:

—Ma’ shu shi-k-taksa uni placente.

Uni kukuya ne sirena.  K-alishtij-tuk ne placente ka ten-kal. (20)

Ombron ne planchas k-ishtia ka ten-kal.  Panu i-mensualidad nusan naj siwa-t.

 

Visitación García, 29 de enero de 2020.

 

Cuando Nuestro-Padre la-hizo la la-mar

 

Cuando comenzó Nuestro-Padre la-hizo tender el agua y la-mandó una persona que la-dé sal, que quede salada.  Y la-dio la sal, la-dio la sal y el agua no va queda salada.   Pasó el Señor.  Nuestro-Padre lo-dice:

—¿Tú-la-diste la sal el agua? (5)

—Yo-la-di pero no la es(tá)-salada.

Como la-ha-dado mucha sal, la-dio sal con puño, puño, está salada el agua.  Cuando vino el Nuestro-Padre lo-agarró un puñito, lo-echó, la-hace probar el agua.  Al rato, la-hizo probar.

— Ahora, pruébala. (10)

Hasta es(tá)-amarga el agua.  Es(tá)-salada, es(tá)-salada como estaba bendecida el agua.  Después la-puso una mujer para está ahí por eso el agua una es-mujer.  Lo-quiere su-marido la mujer, cuando ahoga un hombre, dicen, es su-marido la sirena.  Cuando ahoga uno, ella lo-lleva. (15)  (Está)-enferma también, pasa su-mensualidad.

Hay veces, hay la placenta.  Dicen las personas:

—Que no vayas la-patees esa placenta.

Esa (está)-enferma la sirena.  La-ha-sacado la placenta a la boca-casa/playa. (20)  Son-grandes planchas la-saca a boca-casa/playa.  Pasa su-mensualidad también como mujer.

I. I.  Traducción literaria

 

Cuando comenzó (¿el Mundo?), Nuestro-Padre (ex)tendió el agua y mandó a una persona a salarla, para que quedara bien salada.  La saló, la saló, pero el agua no quedó salada.  Pasó el Señor.  Nuestro-Padre dice:

—¿Salaste el agua? (5)

—Yo la salé, pero no está salada.

Como la ha salado, la saló con un puñado, puñado, está salada el agua.  Cuando vino Nuestro-Padre agarró un puñito, lo echó y prueba el agua.  Al rato, la probó.

— Ahora, pruébala. (10)

Hasta está amarga el agua.  Salada, salada, como estaba bendita el agua.  Después puso a una mujer que está ahí, por eso el agua es una mujer.  Cuando quiere un marido la mujer, ahoga a un hombre, dicen, «es el marido de la Sirena».  Cuando ahoga a uno, ella se lo lleva. (15)  (Se) Enferma también, pasa su mensualidad/período.

Hay veces, hay la placenta.  Dicen las personas:

—No vayas, no la patees esa placenta.

Esa está enferma la sirena.  Ha sacado la placenta a la playa. (20)  Son grandes planchas (que) las saca a la playa.  Pasa su mensualidad/menstruación también como una mujer.

 

I. II.  Características generales

 

0) lamal = la mar.  El préstamo del castellano funde el artículo femenino con el nombre.  Se conserva el género del relato por su identidad con la mujer.  La vida misma de las aguas marinas la confirma el siguiente enunciado: «ne tu-a-pan ombron yul-tuk, yul-tuk ká ki-chiw-ki, la nuestra-agua-locativo/río grande está-viva/acorazonada, (como) está-vivo/acorazonado quien la-hizo», es decir Tu-Teku.  Nótese la repetición como rasgo estilístico de la narrativa: «sal, salada…».  También debe comentarse el vínculo de «-yul,  corazón» con la vida, ya que expresa el movimiento o energía latente, así como la cordialidad.

 

1) este relato de la creación altera la secuencia acostumbrada —la naturaleza antes del ser humano— ya que presupone la existencia de «una persona, se persona» antes de la presencia de las aguas saladas.  Igualmente, la mujer enviada a volverse la mar, existe antes de su misión de cuidarla.  Se trata de una inversión del Génesis, ya que Nuestro-Padre crea las aguas saladas gracias al apoyo de un hombre y envía a una mujer a conservar su nuevo carácter.

 

2) el naufragio mortal de un hombre equivale a un acto de seducción femenina, ya que la mujer-mar se encarga de capturarlo para volverlo su marido.  A la lectura le corresponde resolver el enlace entre la creación divina de la mar y ese galanteo, tan continuo como el número de ahogados.

 

3) el verbo «-k-wika, lo-llevar» tiende a soldar el pronombre de objeto de la tercera persona singular con la raíz verbal.  Ya los textos transcritos por Lyle Campbell (1975), verifican la disolución del plural kin- en el singular k-, a saber:

ne chumpipi, k-wi:ka ka i-chan, el chompipe, lo-lleva a su-casa, donde k- es singular

vs.

yahane mazorcas k-wi:ka-t ne chiltyupanekos, las/aquellas mazorcas la-llevan los chiltiupanecos, donde k- es plural

=

k-al-wi:ka i-na:n uk na:wi pan ombrón, lo-hacia/acá-trajo su mamá cuatro panes grandes, donde k- es plural.

 

Aún más sorprendente, puede parecer el cambio de pronombre en la siguiente oración: ¿Kanka mu-te-chan?  Nu-te-chan te ni-tech-mati, ¿Dónde está tu-pueblo/gente-casa?  Mi pueblo no yo-nos-sé/yo no nos-sé», en la cual «tech-, nos» sustituiría «k-, lo».  Como expresión epistémica actual, el «sabernos, -tech-mati» sustituye el «conocerlo -k(i)-ish-mati», según lo reconfirma María López (2019) en su relato «Kan ta-mata-t katka tumin tik tu-te-chan wan ken ki-chiwa-t pal kal-aki-t, donde algo-daban dinero en nuestro-pueblo y cómo lo-hacían/hacen para entran/casa-entran» (nótese que katka afectaría a tres verbos en el presente).  «Na’ né te ni-tech-mati.  Istishi kia, yo allá (ne ustut, el barranco) no yo-nos-sé. Istishi sí» (véase: nin tech-chiwa-t turuj, aquí nos-hacen toro(s), para aclarar el prefijo de objeto tech-).

 

4) kukuya nusan no sólo define la menstruación como un período mensual ligado a la reproducción del ser humano.  En cambio, la visualiza como una «enfermedad» que sufre constantemente, de igual manera que las mareas y —en el silencio— las fases de la Luna.

 

II. Ne siwa-t taj-pia tik ne la-mal

 

Ina-t shuj-shulet-ket siwa-t ne tay nemi ijti-k ne a-t.  Yaja kukuya, panu i-mensual.  Kwak ini nemi kiuni, tes ki-neki m-altia-t.  Tes m-altia-t ika ki-pia kuku-lis.  Ina-t se siwa-t ika né kisa kiuni ne orilla, suj-sul wan es-ti ne a-t. (5)  K-ita-t ka es-kisa.

Muchi tay nemi né.  Né nemi ki-pia-t kal ina-t cada mes, ki-mati-t ka siwa-t.  Kwak se siwa-t m-altia wan se taka-t mu-naj-napalua, kunij kwala-ni ne siwa-t pewa temi ne at.  Tes i-gustuj.

Kwak pej-ki, tesu kanaj katka káj taj-pia tik ne at.   Se siwa-t ki-pia ume i-pila-wan, se siwa-t wan se ukich. (10)  Siwa-pil kan pej-ki ma-altia, yaja i-sel yaw m-altia.  Ne inan ki-ajwa ma ki-chiwa tay yaw ki-maka ma ki-chiwa.  Ma ki-chiwa oficio, mu-ta-paka.

Yaja ma’ kwika ne i-kwaj-kwach, kiaj-kawa ne ten at.  Ya’ tik ne at. (15)  Tayuaki né nemi.   Ki-nutza pal ta-kwa, maya ta-kwa, yawia sen-pa.  Ki-ita-k nemia katka siwa-pil.  Yaja i-tukey, Margarita katka. (20)

Ki-nutza maya tik a-t.  Tayauki tik a-t, tatwi tik ne a-t.  Kunij kwalani-k ne i-nan, k-ilwia:

—Margarita, ti-mu-kwepa-skia se michin pal tea ni-mitz-ita.

—A pues niaw. (25)

Yaj-ki tik ne a-t, ina-t se michin.  Kunij ne i-nan chuka, ki-nutz-ki i-miaka-wan, ki-nutz-ki tay nemi né cerca.  Kiski i-ten ne at, ajsi-ket kitat.  Ma’ ki-mak vueltaj tik ne lamal, Margarita.

Yajika yaja i-gustuj ma ajsikan taj-takamet, siwa-ket te ki-neki. (30)  Taj-taka-met ki-tilana mas kal-ijti-k, mas ijti-k ne at.  Yajika mas taj-taka-met miki-t né, yaja k-wika.

 

Fidelina Cortez, 29 de enero de 2020.

 

La mujer cuida en la la-mar

 

Dicen viejitos es-mujer la que está dentro el agua.  Ella enferma, pasa su-mensual.  Cuando ésta está así, no lo-quiere se-bañan.  No se-bañan porque la-tiene enfermedad.  Dicen una mujer porque ahí sale así la orilla, mucho con sangre y el agua. (5)  Lo-ven que sangre-sale.

Todo(s) que está ahí.  Ahí está la-tienen casa dicen cada mes, lo-sienten/saben que es-mujer.  Cuando una mujer se-baña con un hombre se-abraza sin cese, así está-enojada la mujer comienza llena el agua.  No es-su-gusto.

Cuando comenzó, no había que/quien cuida en el agua.  Una mujer lo-tiene dos sus-hijos/niños, una mujer y un varón. (10)  Muchacha cuando comenzó se-baña, ella su-sola va se-baña.  La su-mamá la-regaña que no haga que va lo-da que lo-haga.  Lo-haga oficio, se-algo-lave.

Ella lleva las sus-ropas/telas, la-deja la boca agua.  Va en el agua. (15)  Anochece ahí está.  La-llama para algo-come, sólo algo-come, va de-nuevo.  Lo-vio estaba muchacha.  Ella era-su-nombre Margarita. (20)

La-llama sólo (está) en el agua.  Anochece en agua, amanece en el agua.  Por eso enojó la su-madre, le dice:

—Margarita, tú-te-volverías un pez, para no-yo-te-veo.

—Ah pues voy. (25)

Va en el agua, dicen un es pez.  Por eso su-madre llora, lo-llamó sus-familiares, lo-llamó que están allí cerca.  Salió su-boca el agua, llegaron lo-ven.  Sólo la-da vuelta en la la-mar.  Fue.  Por eso. quedó su-nombre su-dueña la la-mar, Margarita.

Así, ella es-su-gusto que llegan hombres, mujeres no lo-quiere. (30)  Hombres lo-jala más casa-adentro, más dentro el agua.  Así más hombres mueren ahí, ella (lo-)lleva.

 

II.I.  Traducción literaria

 

Dicen los viejitos que es una mujer quien está dentro del agua.  Ella se enferma, pasa su menstruación.  Cuando ésta está así, no quiere que se bañen.  No se bañan porque tiene enfermedad.  Dicen que es una mujer porque ahí sale asimismo la orilla, llena de sangre y agua.  Ven que sale sangre.

Todo el mundo que está ahí.  Ahí está, tienen casa, dicen que cada mes, saben que es mujer.  Cuando una mujer se baña con un hombre, se-abraza sin cese, así está enojada la mujer, comienza a llenarse de agua.  No es su gusto (que lo hagan).

Cuando comenzó, no había quien cuide en el agua.  Una mujer tiene dos sus-hijos, una mujer y un varón.  La muchacha cuando comenzó se baña, ella sola va, se baña.  La su mamá la regaña (para) que no lo haga, que va(ya) a su encargo que lo-haga.  Haga oficio, lave.

Ella lleva las sus ropas, las deja en la orilla del agua.  Va en el agua.  Anochece ahí está.  La llama para comer algo, sólo come algo, (se) va de nuevo.  Vio que estaba muchacha.  Ella era su nombre Margarita.

La-llama, sólo (está) en el agua.  Anochece en agua, amanece en el agua.  Por eso (se) enojó la su madre, le dice:

—Margarita, tú te volverías un pez, para que yo no te vea.

—Ah pues voy.

Va en el agua, dicen es un pez.  Por eso su-madre llora, lo-llamó sus-familiares, lo-llamó que están allí cerca.  Salió a boca el agua, llegaron lo-ven.  Sólo la-da vuelta en la la-mar.  Fue.  Por eso, quedó su nombre, la dueña de la-mar, Margarita.

Así, ella es su gusto que lleguen hombres, mujeres no las quiere.  A los hombres los jala, más adentro, más dentro del agua.  Así (entre) más hombres mueren ahí, ella se los lleva.

 

II.II.  Características generales

 

0) en este relato, taj-pia actúa como un verbo intransitivo que deriva de «algo-tener», en otras hablas locales «algo-guardar/defender».  Por eso, define un verbo intransitivo sin objeto directo, tal cual en la traducción semi-literal del título: «la mujer cuida en/tik la mar» vs. «la mujer cuida (ki-taj-pia) la mar».  La glosa castellana literaria lo adapta a su arbitrio de verbos transitivos.  Sin prefijo de objeto, otro ejemplo intransitivo semejante lo ofrece el enunciado «Tu-Teku taj-pia katka nikan», Nuestro-Padre cuidaba aquí», donde «nikan, aquí» expresa un verdadero locativo sin necesidad de preposición.

 

1) «yaja kukuya, panu i-mensual, ella enferma, pasa su-mensual/menstruación» define el período femenino —la mujer y la mar, sin mención de la Luna— como una «enfermedad» que sufren ambas al expulsar «sangre».   Sería necesario establecer una correlación más estrecha entre las mareas y el ciclo femenino e incluir las fases de la Luna.

 

2) Muchi tay nemi né.  Né nemi ki-pia-t kal ina-t cada mes.  El verbo existencial «nemi» utiliza el presente y el singular, primero como locativo y luego en su repetición casi auxiliar.

 

3) Kwak se siwa-t m-altia wan se taka-t mu-naj-napalua.  La acción reflexiva (mu-) del verbo final no se pluraliza en un acto recíproco, proveniente del hombre.  Parece que al acto afectivo sólo lo ejerce la mujer.  Quizás.

 

4) Kwak pej-ki (a), tesu kanaj katka (b) káj taj-pia (c) tik ne at.   Se siwa-t ki-pia (d) ume i-pila-wan, se siwa-t wan se ukich.  De nuevo, los dos primeros verbos en el pasado —pretérito (a) e imperfecto perifrástico (b)— dan lugar a los últimos dos en el presente (c, d).

 

5) Tayauki (a) tik a-t, tatwi (b) tik ne a-t.  Kunij kwalani-k (c) ne i-nan, k-ilwia (d).  Sólo el tercer verbo (c) se halla en el pretérito, los demás (a, b, d) sin marca indican el presente.

 

6) Kunij ne i-nan chuka (a), ki-nutz-ki (b) i-miaka-wan, ki-nutz-ki (c) tay nemi (d) né cerca.  Tal cual en múltiples relatos, el tiempo gramatical oscila del pasado mítico (b, c) al presente de la narración (a, d).  A su vez, los » i-miaka-wan, familiares» llamados se singularizan en el verbo, ki-nutz-ki, lo llama».

 

7) siwa-ket te ki-neki.  Taj-taka-met ki-tilana mas kal-ijtik, mas ijti-k ne at.  Yajika mas taj-taka-met miki-t né, yaja kwika.  Recurrente en la mayoría de los relatos, se anota la ausencia del prefijo de objeto de la tercera persona plural: kin-.  Así ocurre con el verbo «-neki, querer» y «-tilana, jalar, cuyas frases plurales se vuelven singulares en el prefijo.

 

8) al igual que en el primer relato, la seducción femenina define el ahogo del hombre en la mar.  Ella acarrea a quienes naufragan, mientras rechaza la presencia femenina en sus aguas.

 

Le agradezco a Karen Escalante Barrera el envío de este libro. 

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