Por: Rolando Alvarenga
Siempre he dicho que, en materia deportiva, el periodismo es verbo y por ello sus practicantes deben entrar en acción a la hora de estimular a los atletas y no solo darles palos cuando las cosas no les salen bien.
Por tal razón, en los últimos años me he metido la mano a la bolsa para estimular -aunque sea modestamente- el esfuerzo, sacrificio y resultados internacionales de los atletas salvadoreños más destacados durante el año.
Admito que quisiera tener más recursos económicos para estimular a la mayor
cantidad posible, pero no se puede. Por lo tanto, dado que varios atletas han obtenido resultados panamericanos y centroamericanos, debo irme a la máxima jerarquía –o sea– al nivel universal, para no caer en una garduña o piñata, premiando a diestra y siniestra.
En lo que a mí respecta, y tomando como referente el ejemplo de Prensa Latina, Atleta del Año es aquel que triunfó o tuvo protagonismo en el nivel olímpico o mundial. Este criterio nos permitirá ir a la crema y nata de nuestro deporte y premiar a la esencia.
A partir de lo anterior y por peso jerárquico, mis Atletas del Año son los siguientes: Marcelo Arévalo, de Tenis, por haber ganado varios torneos dobles en los Challenger de México y Estados y por su histórico debut en Roland Garros.
En femenino, el quinteto de Ajedrez, que ganó medalla de oro en la Olimpiada Mundial disputada en Georgia.
El marchista juvenil José Gilberto Menjívar, presea de bronce en el clasificatorio al Mundial de Marcha, y Herbert Aceituno, atleta paraolímpico de Powerlifting y rankeado uno de América.
Menciones especiales también para el Dr. Juan Carlos Vargas, por sus tantos años de servicio al deporte en general y por su trayectoria deportiva. Asimismo, a la Fundación Pro Básquetbol “Kike Samour”, por su tenaz labor al servicio de la patria, atendiendo a las categorías infanto-juveniles del baloncesto, superando todo obstáculo perverso.