Transparencia Activa
Marcos Rodríguez, treat secretario presidencial de Participación Ciudadana, Transparencia y Anticorrupción de El Salvador, habló con La Rel acerca del proceso histórico de diálogo que el presidente Salvador Sánchez Cerén inició con las distintas agrupaciones sindicales del país.
Luego del segundo triunfo electoral consecutivo del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional y la asunción del actual gobierno, Rodríguez asumió la conducción de la Secretaría Presidencial con grandes responsabilidades en materia de relacionamiento con las organizaciones sociales y populares, la transparencia y las acciones contra la corrupción.
Aunque es salvadoreño naturalizado y vive en el país desde mediados de los años 80, Rodríguez nació en Uruguay y tuvo allí sus primeras experiencias en la lucha social y la participación política.
Por tanto, no es raro que le inspiren los procesos sindicales de su país natal, donde existe una central única -el PIT-CNT- y un vínculo muy particular entre el movimiento sindical y el Frente Amplio, el cual acaba de iniciar su tercer gobierno consecutivo encabezado por Tabaré Vázquez, que toma el relevo de José “Pepe” Mujica.
El pasado 20 de febrero, Marcos, junto al presidente Salvador Sánchez Cerén, condujo una reunión que marcó el inicio de amplio diálogo entre el gobierno y el movimiento sindical salvadoreño.
– ¿Cuál fue la motivación del presidente Salvador Sánchez Cerén para crear por decreto ejecutivo una Comisión de Diálogo con el movimiento sindical?
En el gobierno anterior, del presidente Mauricio Funes, se formaron muchos sindicatos y el Ministerio de Trabajo trató de facilitar ese proceso, amparado en los recientemente ratificados convenios laborales internacionales. Eso llevó a la decisión de legalizar los sindicatos, principalmente del sector público.
También en el gobierno anterior se trabajaron propuestas de reformas a la Ley del Servicio Civil, que regula el empleo en el sector público, lo que generó que un equipo de trabajo de la Presidencia mantuviera una relación bastante estrecha con las organizaciones sindicales.
Partiendo de esas experiencias se consideró que era importante que el gobierno como empleador tuviera no solo una percepción positiva hacia los sindicatos, sino lineamientos concretos de cómo relacionarse con éstos en las entidades públicas. Esos lineamientos necesitan retomarse, ya que la Ley del Servicio Civil viene de los años cincuenta, y resulta bastante limitada.
– ¿Cuál es la situación sindical en el sector privado?
En el sector privado aparecen registrados nominalmente muchos sindicatos, pero con muy poco protagonismo en la agenda pública.
Darles más protagonismo y al mismo tiempo asumir el reto como empleador en el sector público ameritaba que la Presidencia realizara un gesto contundente. Así fue que surgió la idea de la Comisión, conformada por cuatro secretarías presidenciales, el Ministerio de Hacienda y el de Trabajo.
Por otro lado, el presidente Sánchez Cerén incorporó un elemento que está pesando mucho en el decreto y en las actuales actividades de la Comisión.
Él plantea que no puede pasar un segundo gobierno de izquierda sin mejorarse el marco institucional para la clase trabajadora. Eso quiere decir leyes, quiere decir mejorar instituciones como el Ministerio de Trabajo y quiere decir tejido social e imagen social.
Históricamente en El Salvador los grupos dominantes promovieron una idea bastante negativa de los sindicatos, de las cooperativas y de todo tipo de organización de carácter popular.
Dado que en ciertos casos las relaciones históricas han sido tensas, en algunas industrias se hace necesario posibilitar un entendimiento más franco con los empresarios y promover el diálogo social.
Por eso se le propuso al presidente crear una entidad en el Ejecutivo que llevara adelante esta tarea con suficiente músculo institucional y político, y eso implicó crear la Comisión por decreto, para darle respaldo y herramientas.
Una vez constituido y funcionando este organismo (que lleva ya unos cuatro meses), se decidió iniciar un proceso de diálogo con los distintos agrupamientos sindicales, e invitarlos a discutir la formación de un Consejo Laboral.
Los empresarios respondieron no demasiado bien a este esfuerzo…
Un problema en El Salvador ha sido que cuando el gobierno habla con los grandes empresarios lo hace en un vagón de primera clase y cuando habla con los sindicatos lo hace en un vagón de tercera clase.
Sánchez Cerén, en cambio, buscó darle estatus social al diálogo con los sindicatos. Y en esa dirección se trabajó paso a paso con los principales agrupamientos sindicales para que aceptaran formar un espacio de concertación, no tanto en relación a los conflictos particulares, que hay muchos y que necesitan un tratamiento especial y cuidadoso, sino para hablar acerca de cosas más estratégicas, como reformas de leyes e institucionales.
– Podemos entonces interpretar las acciones del presidente como la respuesta a una carencia histórica.
Sí, el presidente plantea que hay una deuda histórica en El Salvador. Los sindicatos fueron muy reprimidos durante muchos años. Los que sobrevivían en el sector privado eran reprimidos frontalmente.
Hay un sentimiento de que debemos pagar esa deuda, y avanzar no solo en los programas sociales sino también fortaleciendo la voz de los trabajadores y sus capacidades de organización y participación en las políticas públicas.