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«Margarito González Chávez». Por Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso

Marlon Chicas – El Tecleño Memorioso

¡Se afilan corvos y cuchillos!, se escucha decir por las calles de Santa Tecla los fines de semana, en la que una grave voz anuncia tales servicios a los ciudadanos.

El oficio de afilador ha ido de generación en generación, de abuelos a padres y de padres a hijos, quienes debieron cargar pesados carretones con piedras de afilar, voceando por calles y avenidas tal servicio.  El precio de este dependía del tipo de herramienta a trabajar, este oficio no está exento de accidentes como heridas en dedos u otras partes del cuerpo, que según estos obreros son gajes del oficio.

El servicio de afiladores inició a finales del siglo XVII en España, donde estos rondaron la región de Galicia con ruedas de piedra sobre su espalda; en el siglo XX logró su evolución por medio del uso de bicicletas, motos o coches. La tradición llegó de España a México, lo que prestó gran utilidad a las cocinas de la época; extendiéndose a los pueblos de América Latina.

No obstante, está tradición se encuentra en decadencia, ya que estos trabajadores resultan ser más apreciados en países en “vías de desarrollo”, por no contar con recursos económicos para el reemplazo de sus herramientas de corte o para adquirir un afilador de cuchillos u otros utensilios de trabajo doméstico.

En Santa Tecla, se recuerdan viejas estampas de diestros hombres y mujeres afilando puntiagudos machetes, cumas, hachas, tijeras y cuchillos, entre otros. Este oficio tiende a desaparecer con el paso del tiempo ante la modernidad y aparecimiento de nuevos productos en el mercado local.

En la Ciudad de Las Colinas, aun puede verse a don Margarito González Chávez, quien nació un 12 de diciembre de 1944, en Olocuilta, departamento de La Paz, hijo de Eligio Chávez (+) y Clemencia González (+); don Margarito es el papá de un atento trabajador de la Parroquia de Concepción; por lo que adoptó a Santa Tecla como su segunda localidad.

Su formación escolar la desarrolló en una escuela rural de dicho distrito paracentral; luego se dedicó al trabajo agrícola en unos terrenos del municipio de San Matías, departamento de La Libertad, cuna del expresidente de la república Maximiliano Hernández Martínez (+).

Se inició en la tarea de afilador a temprana edad; es en 1980 que tomó en serio este oficio junto a su hermano Transito González (+), por lo que ambos son recordados con afecto en la ciudad; aún se le ve caminando a don Margarito por Santa Tecla ofreciendo sus servicios, como él mismo dice “hasta el último día de su vida”.

En conclusión, es importante que esta bella tradición se mantenga en el tiempo, ante el incontenible avance de la tecnología ¡Don Margarito, el afilador de cuchillos!

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