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Alma Vilches
@AlmaCoLatino
El Sábado Santo es un día de silencio y espera, porque el cuerpo de Jesús fue colocado en el sepulcro, mientras, la Virgen María acompaña a la iglesia, que permanece en tinieblas, al lado del sepulcro esperando la gloriosa resurrección de su amado esposo.
Este día es de acompañamiento a la madre de Jesús en su soledad, por ello, en la mayoría de parroquias se lleva a cabo la procesión de “La Soledad” o Pésame, recordando el dolor y sufrimiento al perder a su hijo, quien entregó la vida por amor, para la salvación de la humanidad.
En esta procesión se meditan los siete dolores de María: la profecía de Simeón, la huida a Egipto, la pérdida del Niño en el templo, el encuentro con Jesús en la Vía Dolorosa, el dolor de la crucifixión, el descendimiento de la cruz y cuando Jesús es sepultado. Éstos momentos de la madre enlutada expresan también los sufrimientos de toda madre por sus hijos.
Este día de silencio y gran soledad envuelve la tierra, porque el Rey duerme, este día los cristianos encuentran en María un testimonio de dolor, pero también de esperanza en la resurrección. Es el final de un largo recorrido en el que la Virgen María se une al sufrimiento de Jesús, acogiendo como hijos a todos los hombres redimidos por él.
El Sábado Santo es el último día del Triduo Pascual, cuando María permanece en oración junto al sepulcro, acompañando a la iglesia en su dolor tras la Pasión y Muerte de Cristo, pero con la esperanza de la resurrección.
