@GloriaCoLatino
La gruesa capa de polvo amortigua el crujir de la hojarasca, treat que rompe el profundo silencio del camino vecinal hacia el casco de la antigua Hacienda La Bermuda, en Suchitoto, Cuscatlán. Las ruinas de la estancia sirvieron de escenario en la conmemoración del 33º. Aniversario luctuoso de la abogada Marianella García Villas. “Para nosotros Marianella es una mujer significativa en nuestra organización, ya que luchó por los derechos humanos y llegó a ofrendar su vida por este ideal”, recordó Madre Guadalupe Mejía del Comité de Familiares de Víctimas de Violaciones a los Derechos Humanos Marianella García Villas (CODEFAM).
La Comisión de Derechos Humanos de El Salvador (CDHES), Comités Oscar Romero Zaragoza, Torrejón de Ardoz, Linares, Valladolid; el Equipo de Servicio para Comunidades de Base (SERCOBA) y otras organizaciones sociales realizaron actividades culturales y una eucaristía en su memoria y de las otras víctimas de la Masacre de La Bermuda.
Madre Guadalupe de CODEFAM reseñó el trabajo de Marianella en la lucha por el respeto a los derechos humanos en un tiempo difícil como fue el del conflicto armado de los años ochenta, donde el Estado mantuvo una política de represión hacia el pueblo y la sociedad civil organizada.
“En este lugar la capturaron y se la llevaron viva … a la Escuela Militar y allá, la torturaron, golpearon y terminaron asesinándola… ellos (militares) decían que habían matado a una guerrillera, pero era Marianella, que su única arma era la cámara y su libreta de apuntes, porque documentaba todas las injusticias contra el pueblo”, recordó.
Marianella García Villas era una abogada filósofa que trabajó en el campo de los derechos humanos, fundadora de la Comisión de Derechos Humanos (CIDH), fue también vicepresidenta de la Federación Internacional de Derechos del Hombre (FIDH), y Coordinadora de organismos para la defensa de los derechos humanos de los pueblos de Centroamérica y el Caribe.
María Marta originaria de Cabañas reside ahora en la Comunidad Las Américas, en La Bermuda. Tenía 8 años cuando experimentó la vorágine del conflicto interno de la década de los años ochenta. Entre sus manos atesora el libro biográfico titulado “Marianella”, escrito por Guadalupe Rodríguez, secretaria personal de la abogada, en el que describe todas las experiencias de la defensora de derechos humanos.
“Guadalupe escribió el libro Marianella porque ella se lo pidió de favor, para que la gente se diera cuenta de todo lo ocurrido a la población por mando de ricos y la Fuerza Armada, que no querían a los pobres… en este libro -si usted lo lee- aquí llora, ríe, se entristece y toma conciencia sobre las barbaridades cometidas contra la población, este libro es un tributo a la Memoria Histórica… no fui combatiente, pero si me tocó huir y lo descrito en el libro es una gran verdad… porque lo viví”, afirmó.
Marianella nació en agosto de 1948, se graduó de abogada y en 1969 integró al Partido Demócrata Cristiano (PDC), fue diputada entre 1974-1976, pero renunció al partido en 1980, convencida de la necesidad de defender los derechos humanos de la población salvadoreña.
Miguel Montenegro, al frente de la CIDH, afirmó que el asesinato de Marianella es igual, a muchos otros casos de masacres como la del Sumpul, los Jesuitas o Rutilio Grande, que han ido quedando en la impunidad. “Con este acto estamos dando un reconocimiento a Marianella y a todas las personas que dieron la vida por ideales como la justicia y la verdad, para derrotar a la impunidad y aquí entre las comunidades y las organizaciones sociales, celebramos su legado en el campo de los derechos humanos que defendió hasta su muerte”, señaló.
La captura y posterior muerte de Marianella ocurrió días antes de partir fuera del país, para exponer ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) un informe sobre las violaciones que cometía la Fuerza Armada y Fuerza Aérea contra la población civil y el uso de armas químicas como el “napalm” , fósforo blanco y otros. El padre Tilo reconoció que Marianella fue una “pionera” en el campo de los Derechos Humanos, realizando un trabajo tesonero y solitario, cuando en el país el tema de la humanidad estaba en un conflicto entre Estado y la población.
“Antes no existían derechos humanos porque la oligarquía creía que hablar de derechos humanos, era peor que el comunismo… porque el comunismo tira hacia la economía y los derechos humanos habla de las personas y se juntaba además el robo de riquezas, y Marianella empieza hablar sobre derechos humanos”, manifestó.
El sacerdote reseñó que la lucha por los derechos humanos es la idea más “revolucionaria” de los pueblos y Marianella fue una persona muy estudiosa y comprometida con la población. “Fue muy estudiosa de la ley … tuve la oportunidad de compartir con ella, y recuerdo como con su perspicacia entendió que el problema de El Salvador no era solo económico, es de derechos humanos”, apuntó.