Washington/AFP
Las fuerzas especiales de la marina estadounidense tomaron el control la noche del domingo al lunes del «Morning Glory», un buque petrolero que intentaba trasladar crudo comprado ilegalmente a los rebeldes libios que ocupan las terminales del este del país.
La marina estadounidense puso fin de esta forma a la primera tentativa de los rebeldes, que bloquean las terminales petroleras desde el mes de julio en demanda de autonomía para la región oriental de Libia, de exportar el petróleo que tienen en su poder.
Nadie resultó herido «cuando las fuerzas de Estados Unidos, a petición de los gobiernos de Libia y Chipre, abordaron y tomaron el control del petrolero comercial ‘Morning Glory’, un buque sin Estado secuestrado previamente este mes por tres libios armados», dijo el secretario de prensa del Pentágono, el contraalmirante John Kirby en un comunicado.
La operación había sido aprobada por el presidente Barack Obama y se llevó a cabo poco después de las 02H00 GMT del lunes «en aguas internacionales al sureste de Chipre».
En las acciones participaron dos destructores, el «USS Roosevelt» y el «USS Stout». Los efectivos que subieron a bordo del buque petrolero han sido encargados de trasladarlo «hacia un puerto de Libia», precisó el comunicado.
Las autoridades chipriotas informaron por su lado que el «Morning Glory» se encontraba inmovilizado en aguas internacionales al sureste de Chipre desde el sábado, pero que no había solicitado autorización para entrar a puerto. Buques chipriotas «fueron desplegados para vigilar al petrolero, que se detuvo a 18 millas náuticas al sur del puerto de Limasol», en el sur de la isla, antes de ser abordado por los estadounidenses.
El «Morning Glory», una nave egipcia que enarbola un pabellón de conveniencia de Corea del Norte que fue denunciado días más tarde por Pyongyang, había arribado el 8 de marzo al puerto de Al Sedra, controlado por los rebeldes libios. Poco después, comenzó a cargar petróleo.
El fiscal general de Libia ordenó inmediatamente la detención de la nave y de su tripulación, y la marina libia había anunciado haber cercado el puerto para impedirle partir.
El 10 de marzo, las autoridades libias señalaron que habían inspeccionado el petrolero, una información desmentida de inmediato por los rebeldes, que afirmaron que el buque aún continuaba en el puerto bajo su control.
Al día siguiente, reconocieron que el buque, que había cargado al menos 234.000 barriles de crudo, había logrado salir del puerto con éxito «aprovechando las malas condiciones climáticas para dirigirse mar adentro. Los buques que lo cercaban no estaban en condiciones de perseguirlo».
Este primer intento de los rebeldes autonomistas, que cuentan con hombres armados que custodian las instalaciones petroleras, de aprovechar que tienen en su poder las terminales petroleras del país terminaron en un fracaso.
Los autonomistas de Cirenaica, partidarios de un sistema federal en Libia, habían anunciado en agosto pasado la formación de un gobierno local, de un banco y de una Compañía federal de petróleo.
Al suspender de hecho las exportaciones de petróleo desde julio, los autonomistas privaron al país de su principal fuente de recursos, y provocaron una caída de la producción a 250.000 barriles diarios, contra cerca de 1,5 millones b/d que se producían con anterioridad.
Desde la caída del régimen de Gadafi, Libia enfrenta una fuerte inestabilidad política, con tendencias separatistas y violencia sin control en un contexto de proliferación de armas, que impiden todo despegue económico.