Alma Vilches
@AlmaCoLatino
La comunidad de la Universidad Centroamérica José Simeón Cañas (UCA) conmemoró el sábado pasado el 35 aniversario del asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos colaboradoras, hecho que ocurrió el 16 de noviembre de 1989 durante la ofensiva Hasta El Tope y Punto desarrollada por la exguerrilla del FMLN.
El sacerdote jesuita José María Tojeira dijo durante la misa de conmemoración que los mártires de la UCA murieron en el esfuerzo de construir la paz y la reconciliación, sembraron esperanza y ahora impulsan a trabajar en favor de la libertad y la justicia.
“Nuestros mártires que hoy recordamos gustaban repetir con Ellacuría que con Monseñor Romero pasó Dios por El Salvador, sembrador de santidad y entrega generosa, la vida y el testimonio de Romero hizo a nuestros mártires más cristianos, valientes y los llevó también a unir su sangre con la de todas las víctimas de la guerra cruel e inhumana que asolaba el país”, externó.
A 35 años de la muerte martirial de los seis jesuitas y dos colaboradoras y de tantas víctimas inocentes, es necesario evaluar si su sangre derramada ayuda a ser más generosos, valientes y, en definitiva, más cristianos. Moseñor Romero, ese santo sembrador de esperanza y conversión, advertía hace años, también en tiempos difíciles de siembra, que los ídolos de la riqueza y poder amenazaban la paz con justicia y la convivencia fraterna.
“Debemos ser honestos aunque caigamos mal y buscar la verdad en medio de la corrupción, del rechazo a la solidaridad y de la negativa a la transparencia, nos toca también defender los derechos humanos mientras las bocinas estrepitosas del poder, afirman que los derechos humanos son un mecanismo para defender a los criminales”, aseguró Tojeira.
Asimismo, cuestionó cómo no pensar mientras se camina sembrando entre vientos y temporales adversos, en los migrantes humillados y amenazados, en los pobres olvidados y tratados con desprecio, en las mujeres acosadas y maltratadas por un machismo cobarde, en los niños y niñas con hambre, abandonados o abusados, en las familias de los presos que ni siquiera pueden visitar a sus seres queridos en las cárceles y sembrar en ellos el grano rehabilitador de su cariño.
Es necesario un Estado social y democrático de derecho que se empeñe en vencer la pobreza y la desigualdad, ofrezca salud de calidad a todos, priorizando la educación y que tenga un sistema de pensiones universal. No puede ser que en medio de las crisis o incluso de los caprichos de los poderosos, se despidan a los trabajadores y premien a quienes gestionan los recortes de personal.
No es justo olvidar a los campesinos, acaparar tierras para cultivos de exportación, apoyar las empresas depredadoras del medio ambiente, privatizar el agua o amenazar con cambiar leyes y retornar a los proyectos de minería a cielo abierto, eso no es libertad, es opresión.
Reiteró que los cristianos estan en tiempos de siembra difícil, hoy cuando triunfan en las elecciones quienes desean imponer sus intereses con violencia, los que presumen de ser una raza superior cuya sangre no debe mezclarse con la de otros pueblos; insultan a los migrantes llamándoles salvajes procedentes de cárceles y manicomios, la polilla de la ambición y los “pájaros de la prepotencia” quieren destruir el grano limpio del evangelio de los pobres.
Según el sacerdote jesuita, Monseñor Romero insistía en la perseverancia y la resistencia asumiendo en el dolor de la siembra la violencia de la cruz, sus palabras continúan teniendo sentido frente a los falsos profetas del poder y el dinero, a la de las tanquetas y las guerrillas, es la violencia de Cristo que dice “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
“Celebrar a los mártires, que dieron la vida por el rostro de Jesús reflejado en los pobres y perseguidos, es celebrar el triunfo de la fraternidad del Reino de Dios, a nosotros se nos llama a ser libres para amar, servir y realizar una siembra de valores y virtudes que den frutos universales de amor, verdad y vida para todos”, enfatizó.
No es fruto de la libertad cristiana el exigir a los microempresarios más que a las grandes empresas, tampoco el desalojar y tratar a comerciantes informales o infectar la economía con una medicina amarga destinada a los pobres y vulnerables, mientras los más ricos continúan acrecentando su riqueza.
“Queremos que nos gobiernen leyes solidarias y no personas caprichosas y que las leyes estén inspiradas en el valor y la dignidad de nuestra gente, en la generosidad solidaria, en la justicia social y no en la especulación o en la nefasta idea de que el capital es más importante que el trabajo”, afirmó.
A la vez, consideró necesario exigir que el sistema judicial haga verdad sobre las masacres y las injusticias del pasado y obligar a las instituciones, sean militares o civiles, a revisar su pasado en la guerra, reconocer sus crímenes, pedir perdón por el mal cometido, abandonar la prepotencia y el abuso, y dar garantías de respeto a la dignidad humana.
Procesión de Farolitos
Pese a las lluvias tipo temporal que afectan al país, la comunidad de la UCA conmemoró el sábado, con la tradicional procesión de Los Farolitos, el 35 aniversario del asesinato de seis sacerdotes jesuitas y dos colaboradoras.
La Procesión de Farolitos reunió a cientos de personas de todas las edades y nacionalidades, ya que es una tradición de fe, esperanza y memoria a los mártires de la UCA, quienes son recordados como símbolos de compromiso con la justicia y la paz. Este año la conmemoración se desarrolla bajo el lema “Sembrando esperanza para cosechar libertad”.
Debido a las condiciones climáticas, en este 35 aniversario la elaboración de alfombras a cargo de estudiantes y trabajadores de las diferentes áreas, se hizo en el segundo nivel del parqueo general de la universidad, que por ser techado las protegió de la intemperie del tiempo, de este lugar comenzó la procesión de Los Farolitos que recorrió el campus universitario.
Los sacerdotes asesinados hace 35 años fue el rector de UCA, Ignacio Ellacuría; el vicerrector académico, Ignacio Martín-Baró; el director del IDHUCA, Segundo Montes; el director de la Biblioteca de Teología, Juan Ramón Moreno; Amado López, profesor de Filosofía, Joaquín López, director de Fe y Alegría; y dos colaboradoras, Elba y Celina Ramos.
Este hecho ocurrió en medio de la ofensiva de la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), contra el gobierno de Alfredo Cristiani (ARENA) y el ejército financiado por Estados Unidos.
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