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Feligreses conmemoran con una peregrinación el 43 aniversario del asesinato del padre Rutilio Grande, y sus acompañantes Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano. Foto Diario Co Latino/Ricardo Chicas Segura.

Martirio de Rutilio Grande bajo el símbolo de la comunidad y el Evangelio

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

Alicia Azucena carga con más de 80 años de vida, pertenece a la Iglesia Santa Marta de Betania de Apopa y madrugó junto a su congregación parroquial, con la convicción de que el siervo de Dios y próximo beato, padre Rutilio Grande, los protegen de la injusticia y enfermedades.

“Venir aquí representa que reconocemos a nuestros mártires y su vida, quienes la entregaron como Jesucristo. Ahí está san Romero y el padre Rutilio Grande, que se sacrificaron por nosotros los pobres, por hablar de la palabra de Dios, porque la palabra de Dios es la verdad y por esto los martirizaron. Sabemos que suspendieron la misa por el coronavirus, me parece incorrecto porque es en estos momentos es cuando debemos estar unidos pidiendo por una intercesión grande de nuestros mártires para que nos proteja Dios; no nos dejemos llevar por rumores”, expresó.

El 24 de septiembre de 1972, el padre Rutilio Grande es nombrado párroco de la Iglesia Jesús de Las Misericordias, en Aguilares, municipio de San Salvador, lugar en donde se encontraban sus raíces infantiles y conciencia sobre la realidad que vivía la población, en la cual se distinguió por la formación de los grupos eclesiales de base y celebrantes de la palabra del Señor, que fue reconocida como una pastoral dinámica e iglesia misionera, que le generó anticuerpos con los potentados de la industria cañera de la zona. Fue ese 12 de marzo de 1977, cuando se dirigía hacia El Paisnal, a oficiar la misa, acompañado de Manuel Solórzano, de 72 años y Nelson Rutilio Lemus, de 15 años, cuando fueron emboscados por elementos de la extinta Guardia Nacional, escuadrones de la muerte y soldados del Ejército. Tuvieron que pasar más de cuatro décadas para que el Vaticano reconociera su muerte martirial, siendo el pasado 22 de febrero que el papa Francisco aprobó el decreto que reconoce su “martirio”, para ser proclamado beato de la Iglesia católica.

Una joven coloca ofrendas florales en el monumento conocido como “Las Tres Cruces”, desde donde caminan cuatro kilómetros hasta El Paisnal, lugar en ella que celebran una solemne misa. Foto Diario Co Latino/Ricardo Chicas Segura.

Ni la inclemente luz solar que provocaba cansancio y sudor a los asistentes, ni el decreto de cuarentena por el COVID-19, que incluyó la prohibición de grupos de quinientas personas, logró plegar una nutrida peregrinación en memoria del padre Rutilio Grande, que se realiza cada 12 de marzo, en donde la feligresía parte desde el monumento memorial “Las Tres Cruces” y caminan cuatro kilómetros hasta El Paisnal, para una misa solemne.

Los peregrinos caminan frente al monumento en honor a monseñor Romero y el padre Rutilio Grande, en El Paisnal.
Foto Diario Co Latino/Ricardo Chicas Segura.

Felicina Noemí Mijango es presidenta de la Asociación Unión de Comunidades de El Salvador (UCRES), afirmó que participar de la conmemoración del padre Rutilio Grande era un honor y satisfacción, porque han logrado durante más de cuatro décadas dar testimonios del legado del próximo beato, al trabajar por y con la gente en sus proyectos colectivos en busca de un desarrollo social y dignificación individual.

“Como bases organizativas rurales que se están activando en la defensa de los derechos humanos, en la defensa de los bienes naturales, y también a la organización comunitaria que Rutilio reflejó y simbolizó en ese momento de la historia del país; como comunidades de la zona norte de San Salvador, en donde nació padre Rutilio Grande, y que hemos conmemorado a lo largo de la historia, sabemos que hay una alerta de salud, pero les pedimos que no olviden la memoria histórica, porque es de allí que nosotros nos tenemos que afianzar; así, unidos, luchar y vencer cualquier problemática que se dé en el país”, consideró.

La feligresía caminó junto al padre Rutilio Sánchez, quien explicó que padre religioso tiene varios legados históricos en la vida de la población salvadoreña, por el momento histórico en que fue asesinado, el primer legado es el símbolo de su pastoral que es el signo de la lucha campesina y darles la voz a los más pobres.

“El segundo legado, padre Grande, como mártir hizo sentir en la vida de monseñor Romero un cruce en la vida de él, porque recién había tomado el puesto y le matan al amigo, al que le acompañó en su consagración. Y el otro legado del padre Rutilio fue el papel del párroco, el papel de los sacerdotes en las parroquias que son la voz y esperanza de los pobres. Monseñor Romero dijo una verdad al decir ‘mi pueblo es mi profeta’; entonces, todos nosotros nos debemos convertir en la voz de los que no pueden hablar (…) denunciando las injusticias y acompañarlos”, indicó.

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