Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Ante el reto mundial de reforestación, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) comenzó a construir las bases para este fin, ya que se cuenta con 48 viveros donde se han producido 1.1 millones de plántulas que serán sembradas en Áreas Naturales Protegidas, zonas de recarga hídrica y zonas críticas.
Por décadas, la necesidad de restaurar el ecosistema exigía la siembra de árboles en zonas degradadas, sin embargo, no se contaba con viveros donde se produjeran plántulas, por lo que el MARN se enfocó en este vacío y ya firmó convenios con alcaldías y Asociaciones de Desarrollo Comunal (ADESCOS) para la construcción de viveros.
Para el establecimiento de estos viveros se ha proporcionado insumos y herramientas, pero también se han brindado 12 capacitaciones donde han participado unidades ambientales, miembros de la Fuerza Armada, jóvenes voluntarios, para garantizar la asistencia técnica en el manejo de las plantas y su mantenimiento.
En estos sitios se están reproduciendo especies nativas de árboles forestales y frutales entre los cuales están cedro, caoba, bálsamo, conacaste, cincho, cortez blanco y negro, anona, paterna, pepeto, papaturro y otras. Las semillas de los mismos han sido recolectadas en las Áreas Naturales Protegidas (ANP).
Las plántulas serán sembradas con la llegada de la temporada de lluvias, es decir, cuando el suelo tenga la suficiente humedad para evitar esfuerzos en vano.
El MARN ha identificado las áreas prioritarias a ser reforestadas que considera zonas dentro de Áreas Naturales Protegidas (24 ANP) y en otras zonas críticas, principalmente claves desde el punto de vista de la recarga y regulación hídrica.
Bajo este Programa Nacional de Restauración de Ecosistemas y Paisajes existe una sinergia entre biodiversidad, cambio climático y combate a desertificación y sequía.
Alfabetización medioambiental y climática
Cada 22 de abril se conmemora el Día Internacional de la Madre Tierra, una fecha propicia para fomentar la armonía con la naturaleza y alcanzar el equilibrio justo entre las necesidades económicas, sociales y medioambientales de las generaciones presentes y futuras.
Para este 2017 el lema es “alfabetización medioambiental y climática”, enfocado en la necesidad de que la ciudadanía conozca los conceptos sobre el cambio climático y sea consciente de la amenaza sin precedentes para el planeta y las diferentes formas de vida que en él se desarrollan.
La alfabetización medioambiental y climática no es solo el motor que genera votantes concienciados por las cuestiones ecológicas y promueve legislación en este ámbito, sino que también acelera el desarrollo de tecnologías y empleos respetuosos con el medio ambiente.
Desde el MARN se pretende fomentar habilidades, destrezas, valores y conocimientos que favorezcan una cultura de respeto al medio ambiente; de esta manera, se constituye en un tema clave para impulsar y sostener los ejes propuestos en la Estrategia Nacional del Medio Ambiente.
El MARN a través de la sensibilización promueve acciones de educación no formal, participación ciudadana y diálogo con diversos actores. La difusión de la problemática ambiental implica poner en evidencia la inseguridad hídrica del país, los factores que degradan y dificultan la recuperación de ecosistemas críticos como manglares, humedales y bosques de galería, los impactos del cambio climático y la insalubridad ambiental generalizada.
En la generación de conciencia sobre las medidas para proteger los recursos ambientales se busca elevar la comprensión y el significado del recurso hídrico, sobre la importancia de la biodiversidad para el bienestar social y la sostenibilidad de las actividades económicas, así como el rescate de la diversidad biológica y cultural; además, es importante en la construcción de nuevos valores como la separación de residuos, entre otros.
La transformación de prácticas culturales es el objetivo de desarrollar una cultura ciudadana comprometida con el agua y la seguridad hídrica, fomentar prácticas amigables con la biodiversidad (agrícolas, de ganadería, acuicultura, pesca y turismo); impulsar medidas de producción limpia, reducción en la generación de residuos, mejoramiento de sistemas de tratamiento, manejo de aguas residuales, excretas y residuos sólidos y peligrosos.
También se trabaja en el ámbito de la educación formal, debido a que es clave incidir en el sistema educativo nacional, en sus políticas y programas a todo nivel. Por ello, en alianza estratégica con el Ministerio de Educación (MINED) y con las Instituciones de Educación Superior (IES), a través del diseño y ajustes de programas educativos, la formación especializada y capacitaciones a equipos docentes.