Ginebra / AFP
Más de 1.500 refugiados y migrantes murieron en el Mediterráneo durante los siete primeros meses de 2018, y hasta 850 de ellos fallecieron entre junio y julio, anunció el viernes el Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
En un comunicado, esta agencia alertó de que el índice de mortalidad es muy elevado, mientras que el número de extranjeros que llega a las costas europeas bajó de forma significativa en comparación con los años anteriores.
Unos 60.000 migrantes intentaron cruzar el Mediterráneo desde principios de este año, lo que representa un 50% menos respecto a 2017.
«ACNUR pide urgentemente a los estados y las autoridades responsables que adopten todas las medidas necesarias para desmantelar las redes de traficantes de personas», declaró Vincent Cochetel, enviado especial de ACNUR para el Mediterráneo.
«Con tantas vidas en juego, resulta vital que garanticemos a los capitanes de los barcos humanitarios que puedan desembarcar a sus pasajeros rescatados», añadía el comunicado, en el que se criticaba que recientemente estas embarcaciones no pudieran atracar en Italia y Malta.
España se convirtió este año en la primera puerta de entrada a la Unión Europea, por delante de Italia, que cerró sus puertos tras la investidura del nuevo gobierno populista de derechas.
Más de 23.500 inmigrantes alcanzaron las costas españolas desde enero, una cifra superior al total de personas que llegaron el año pasado a España a través del Mediterráneo.