Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Durante el conversatorio “Construir el Futuro con los Migrantes y Refugiados”, el sacerdote Andreu Oliva, rector de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), manifestó que de enero a junio de este año 90,774 migrantes salvadoreños han sido detenidos en la frontera entre Estados Unidos y México, de los cuales 15,277 son menores de edad no acompañados, y 8,000 compatriotas fueron deportados, lo cual demuestra que la migración no se detiene.
“La causa de la migración en El Salvador es la ausencia de oportunidades, la posibilidad de un empleo, justicia social, una distribución entre el capital y el trabajo, salarios insuficientes para las personas. Con $6 dólares al día la persona puede vivir, pero no se puede ahorrar, tener espacios para la cultura y recreación, pagar medicinas si el sistema de salud no se la da”, enfatizó.
Asimismo, reiteró que el pueblo salvadoreño sufre por múltiples razones, como la pobreza y violencia, muchas veces no encuentra futuro en su propia patria y solo ve la posibilidad de hacer sus sueños realidad saliendo del país. En la mayoría de casos se ven obligados a cambiar de lugar, incluso dentro del mismo país, porque se sienten inseguros, amenazados o en conflicto con sus propios vecinos.
Otras veces salen hacia otros países, con la única esperanza de encontrar mejores posibilidades y poder vivir con dignidad, El Salvador es un pueblo que lucha cada día por sobrevivir, se enfrenta a carencias, las cuales son las mismas desde hace muchos años, como la falta de una vivienda digna, acceso de agua potable en cantidad suficiente; la ausencia de una verdadera educación que fomente el desarrollo de las personas y les permita acceder a otras oportunidades.
“Somos un país donde se dan muchas injusticias, un trato arbitrario a las personas, la gente expresa que la mayor preocupación es el alto costo de la vida, falta de empleo, violencia y pobreza; el alto costo de la vida nos ha golpeado fuerte en estos dos últimos años, mucha gente ha dejado de adquirir alimentos que antes consumían y ahora no le alcanza para comprarlos. La gente cuando no le alcanza se queda con lo básico, que son tortilla, arroz y fríjol, pero esto es sobrevivencia, productos que no procuran la alimentación necesaria”, afirmó Oliva.
En cuanto al empleo, el rector de la UCA dijo que de una población económicamente activa de 4 millones, apenas un millón de salvadoreños tienen un trabajo decente, con acceso a seguridad social y un fondo de pensiones, los 3 millones restantes trabajan por cuenta propia para sobrevivir; además, consideró que pese ha un incremento del salario mínimo no es suficiente para llevar una vida digna, se necesitan dos salarios mínimos para que una familia de 4 persona, no esté en una pobreza monetaria, es decir se requieren $5 diarios por persona.
Mientras tanto, el cardenal Gregorio Rosa Chávez manifestó que el ADN del hombre es peregrinar y ser migrante, el extranjero, los huérfanos y ciudad aparecen en la biblia como los más desprotegidos, ya que como dice el Papa Francisco en su mensaje, los migrantes no son invasores y destructores, sino construir el futuro con ellos significa también reconocer y valorar lo que cada uno puede aportar al proceso de edificación.
“Tenemos un país con iniquidades, donde mucha gente no siente paz, los que tienen sus hijos presos injustamente, quienes van sobreviviendo día a día, los que son estigmatizados y no pueden dar su opinión libremente. Monseñor Romero decía hay gente de domingos angelicales y semana injusta, él quería que fuéramos en el mundo, levadura, sal y que hiciéramos la diferencia”, afirmó el cardenal.
El Papa Francisco exhortó a que nadie debe ser excluido, el proyecto es esencialmente inclusivo y sitúa en el centro a los habitantes de las periferias existenciales, entre ellos hay muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata; es con ellos que Dios quiere edificar su Reino, porque sin ellos no sería el Reino deseado por que Dios. La inclusión de las personas más vulnerables es una condición necesaria para obtener la plena ciudadanía.
Externó que la presencia de los migrantes y refugiados representa un enorme reto, pero también una oportunidad de crecimiento cultural y espiritual para todos, gracias a ellos existe la posiblidad de conocer mejor el mundo y la belleza de su diversidad, se puede madurar en humanidad y construir juntos un “nosotros” más grande. En la disponibilidad recíproca se generan espacios de confrontación fecunda entre visiones y tradiciones diferentes, que abren la mente a perspectivas nuevas.
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