Ana Gloria Carranza
Carmen Eugenia Pinto *
Verdad irrefutable: Monseñor Romero es nuestro. Ahora, Beato Oscar Arnulfo Romero.
Todo se puede cuestionar, incluyendo el origen de las pupusas, pero jamás se podrá ni siquiera dudar el origen salvadoreño de nuestro Monseñor Romero.
Monseñor Romero se convierte en el Faro a seguir para las generaciones pasadas, presentes y futuras, unificándolas. Es de todos los que buscan y protegen la vida, la justicia, la solidaridad y la empatía. Monseñor Romero es de todos los que actúan con amor y por amor. No sigamos en la búsqueda de personajes anecdóticos y mucho menos en la búsqueda de líderes extranjeros que no tienen nada que ver con nuestra verdadera identidad.
Monseñor Romero es una verdad y un referente histórico del cual todo salvadoreño da fe.
Su mística puede rescatar y superar los miedos de los jóvenes productivos que consideran la emigración como su única esperanza.
Ya los conservadores obsesionados en ver a Venezuela como el faro que ilumina su camino tienen en Monseñor Romero el verdadero faro que debe iluminar a todos los salvadoreños.
Seamos consecuentes en ya no seguir en la búsqueda de personajes fuera de nuestras fronteras porque es denigrante que se nos considere imitadores, negándonos la capacidad a pensar, evolucionar, crear nuestras propias soluciones a los problemas que surgen de acuerdo a nuestras realidades como lo hizo nuestro Beato Oscar Arnulfo Romero.
En nuestros tiempos los conservadores utilizaron a Cuba como bandera de terror para impedir cambios. De esa forma ganaban las elecciones, además de utilizar el fraude electoral.
En la época actual los conservadores utilizan a Venezuela como bandera de terror, ya que los procesos electorales han evolucionado de tal forma que ya no se dan los fraudes.
¿Dónde está la semejanza que estos grupos conservadores encuentran entre nuestro país y Venezuela? negocios millonarios en base al petróleo con potencias económicas, no tenemos. Extensiones territoriales con grandes reservas hídricas y minerales tampoco. Y muchas otras diferencias que hace imposible que la política de nuestro gobierno coincida.
Somos otra historia con nuestras propias cualidades que nos ha hecho ser un país hermoso y agradable en donde muchos emigrantes europeos y americanos están felices de vivir. Con los millones de dólares que han sido saqueados de nuestro país en los últimos 25 años y la vergonzosa elusión y evasión fiscal no tendríamos los problemas actuales de seguridad. Aún así estamos saliendo adelante con el actual gobierno progresista.
Estamos obligados a respetarnos como iguales, aceptando nuestras diferencias y solidarizándonos en nuestras necesidades como hermanos. Pertenecemos a un mismo continente y es por ello que Cuba y Venezuela merecen todo respeto y solidaridad como el resto de América Latina y el mundo.
Los grupos de poder trabajan nacional e internacionalmente fomentando la indiferencia y la desunión cuando creen que sus intereses están en riesgo. A diferencia de los gobiernos progresistas que buscan gobernar, buscando con la verdad, la solución a las necesidades del país, para lograr el Buen Vivir.
“….Pero mi amor es el pueblo y desde el pueblo pueden ver a la luz de la fe y del mandato que Dios me ha dado de conducir este pueblo por los caminos del evangelio……”, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, 20 de Agosto de 1978.
*Amigas CAPI