En una entrevista televisiva, la mañana del pasado viernes, en la que el fiscal general de la República Douglas Meléndez admitió que había llegado a hacer “catarsis”, acusó al Gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén de estarle enviando dinero de los fondos públicos al expresidente de la República Mauricio Funes, quien se encuentra asilado en Nicaragua.
“Sí”, dijo el fiscal Meléndez, “pistillo de los salvadoreños, que se lo lleva un capitán del Ejército”, respondió ante la pregunta del entrevistador si se trataba de fondos públicos.
El Gobierno de la República, a través de un comunicado oficial, rechazó el fin de semana las acusaciones del fiscal.
“El Gobierno rechaza rotundamente las acusaciones irresponsables realizadas por el fiscal respecto a supuestos envíos de dinero al exmandatario Mauricio Funes”, dice el comunicado, al tiempo que exhorta a la Fiscalía a “actuar conforme a la ley sustentando con pruebas las aseveraciones expresadas”.
Una acusación semejante jamás debió hacerla un fiscal serio a través de la televisión, pues, inmediatamente lo que se piensa es que el fiscal busca echar lodo al Gobierno actual, que se ha caracterizado por maximizar los recursos luego que la anterior Sala de lo Constitucional y la oposición lo han tenido a raya con los recursos.
Lo curioso es que este tema lo sacó el fiscal cuando el entrevistador le preguntó si iba a investigar al partido ARENA por haber recibido dinero lavado por el expresidente Elías Antonio Saca, quien reveló que de la partida secreta desviaba fondos para dicho partido político.
Da la impresión que ante las serias evidencias de fondos públicos para el partido ARENA, que sin lugar a dudas le repercutirá en las elecciones de febrero del próximo año, busca afectar al partido de Gobierno, haciendo acusaciones en los medios contra el actual gobierno, como lo hizo el viernes.
Toda la sociedad debería exigirle al señor fiscal más seriedad, pues estos temas deben ser ventilados con todo el rigor de la justicia y no mediante el show televisivo, ni mucho menos, para quedar bien con la dirigencia del partido político mayormente afectado por las declaraciones del expresidente Elías Antonio Saca.