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Fuerzas leales al gobierno de Daniel Ortega patrullan las calles de Masaya. [Foto Marvin Recinos / AFP]

Masaya bajo fuerte vigilancia tras toma del control por el gobierno de Nicaragua

Masaya / AFP

Marc Burleigh / Julia Ríos

Fuerzas leales al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, celebraron el miércoles la toma de control de la ciudad rebelde de Masaya, tras una violenta batalla de seis horas la víspera, al acercarse el 39 aniversario de la Revolución Sandinista, el 19 de julio.

Policías y paramilitares encapuchados fuertemente armados recorrían la ciudad en camionetas, mientras otros limpiaban las calles de los adoquines usados en las barreras levantadas por manifestantes antigubernamentales que habían tomado la ciudad.

El tráfico recuperó algo de normalidad en Masaya, 30 km al sur de Managua, mientras pobladores circulaban por las aceras y algunos negocios volvieron a abrir.

Masaya fue el último bastión opositor tomado por las fuerzas gubernamentales, en medio de la ola de protestas iniciada el 18 de abril en Nicaragua.

No quedó claro cuántas personas murieron en la toma de Masaya. El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) documentó dos muertos, mientras el gobierno informó de un policía fallecido, aunque una pobladora comentó a AFP que fue «una masacre». Un paramilitar aseguró que no hubo víctimas fatales.

«Fue una batalla de casi seis horas el día de ayer (martes), y la idea fue desalojarlos para que tengan la ciudad libre (de) los tranques», afirmó a AFP Francisco, un paramilitar de 45 años que participó en el violento operativo realizado para recuperar el control de Masaya.

Francisco aseguró que «la población lo recibe bien y nos lo agradecen».

Los paramilitares encapuchados con armas de grueso calibre y camisas azules celebraron la victoria, echando vivas a Ortega.

El último bastión

Otros vecinos de Masaya celebraron la operación que removió a los manifestantes.

«Ya gracias al señor todo se compuso, porque volvió la paz. Esas personas malas que busquen cómo pagar el daño que hicieron (…) solo esperamos prosperidad y trabajar, nada más, y que vuelvan los turistas, que no tengan miedo», dijo a AFP Giovania Valitán, 34 años.

Los choques del martes estuvieron centrados en el barrio indígena Monimbó, cuna de la rebeldía de Nicaragua que encendió la chispa de la insurrección popular que el 19 de julio de 1979 derrocó al entonces dictador Anastasio Somoza.

Operación limpieza

La toma de Masaya forma parte de la llamada «operación limpieza» que policías y paramilitares iniciaron semanas atrás para desalojar de las calles a los manifestantes.

La policía tiene «el compromiso de limpiar los tranques (bloqueos de vías) a nivel nacional al costo que sea», dijo horas antes de los ataques el jefe de la policía de Masaya, Ramón Avellán.

El secretario de la presidencia nicaragüense, Paul Oquist, aseguró este martes a AFP en Bruselas que «el intento de llevar a cabo un golpe de Estado en Nicaragua ya está acabado» y abogó por terminar de resolver la crisis mediante el diálogo.

La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, proclamó el miércoles la «victoria» del gobierno al retomar por la fuerza el control de la ciudad rebelde de Masaya y derrotar un plan «terrorista y golpista».

«Proclamamos nuestra victoria, nuestro avance sobre esas fuerzas tenebrosas, diabólicas, que durante tres meses azotaron y secuestraron la paz, pero no pudieron», dijo Murillo en su alocución diaria con medios oficiales.

Murillo manifestó que fue derrotado «el plan terrorista y golpista acompañado de una infame y falsa campaña mediática que una minoría cargada de odio quiso imponer en Nicaragua».

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