Miguel Ángel Dueñas Góchez*
Leyendo las incoherencias de un artículo del blog “Parejas Efectivas”, cuyo título es “Amor y sumisión: el modelo matrimonial establecido por Dios”, de Arnoldo Arana.
Comienza: Los esposos y las esposas son llamados a actuar según el orden divino que Dios ha establecido: Orden Familiar. Cuando los Cónyuges cumplen con este orden divino están sirviendo a Dios (Colosenses 3:23), de tal manera que cuando rinden, según el orden divino establecido por Dios, un servicio (mujer) al otro cónyuge, es como si lo estuvieran haciendo para Dios (hombre). “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís” (Colosenses 3:23-24).
En éste primer párrafo podemos notar que está hablando de Cristo el Señor, no está hablando de una mujer y un hombre, solamente falta el Espíritu Santo personificado por una paloma, lo cual no se sabe si también es hombre, mi pregunta es: ¿Se le puede catalogar familia a dichos personajes descritos? Entonces la descripción de familia que fomentan las personas fundamentalistas no concuerdan con su “orden divino”.
Continua el autor: Para la convivencia de los cónyuges aquí en la tierra, Dios ha establecido un modelo celestial, como guía y ejemplo de lo que debe ser el matrimonio terrenal (Efesios 5: 22-25). Así leemos en la Biblia: “Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor…” (Efesios 5:22,23), y como contrapartida “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó así Mismo por ella…” (Efesios 5:25). En este párrafo solamente se refiere a la sujeción de la mujer hacia el marido, no viceversa. Por lo tanto la mujer debe ser de un hombre como amo y señor y el hombre no debe sujeción a la mujer, solamente “amor”.
Es a partir de ello que se vuelve necesaria la práctica de un Estado Laico, donde la ley primaria y leyes secundarias no estén basadas en un libro caduco, sino en la evolución de los derechos igualitarios, los derechos humanos que nacen con el ser humano y que van evolucionando con la vida misma.
*Lic. en Relaciones Internacionales.