Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
Carlos Colorado es integrante de la diáspora salvadoreña diseminada en el mundo. Su distinción recae en su devoción por la figura del Beato Monseñor Oscar Arnulfo Romero, quien tocó las puertas de su alma siendo apenas un niño, que llegaba de la mano de su abuela a Catedral Metropolitana para escuchar religiosamente las homilías del pastor mártir.
Actualmente, lleva un seguimiento especializado que data de más de una década sobre Monseñor Romero y que alimenta con información fresca en su blog “supermartyrio”, cuyos análisis y meditaciones del quehacer de la Santa Sede le permitieron saber con antelación de la aprobación del papa Francisco para elevar a los altares al más universal de los salvadoreños. De este tema y otros habló en exclusiva con Diario Co Latino.
¿Quién es Monseñor Romero en su vida?
-Mi interés sobre Monseñor Romero se remonta a finales de los años setenta, cuando me tocó salir de El Salvador a la edad de diez años, para ir a vivir en Nueva York, Estados Unidos.
Desde pequeño quería ser sacerdote y Monseñor Romero había sido una figura heroica en mi niñez. Mi abuela materna me llevaba a sus misas, lo habíamos saludado en Catedral, y después de venirme a Estados Unidos mi Mamá Tina me seguía enviando casetes de sus homilías.
Yo explico mi pasión por Monseñor Romero razonando que en esa trayectoria su asesinato fue un trauma que he tenido que superar. Porque no me cabía en la mente que alguien quisiera matar a Monseñor Romero y tuve que excavar todo ese enigma, empezando por entender los fundamentos del conflicto armado y la vida de Romero.
¿Cómo comenzó a trabajar en esta misión personal?
-Me acuerdo que cuando era joven, en Nueva York, tenía que hacer un largo viaje a una biblioteca que tenía la biografía de Monseñor Romero del padre (James) Brockman. Iba todos los sábados a leer un tramo de la historia, recuerdo que tenía que tomar dos buses para llegar, pero nunca faltaba.
Después entablé una correspondencia por carta con el autor del libro (Monseñor Romero, la Biografía del Mártir de América), el padre Brockman, y me recuerdo que en una carta le pregunté: ¿y usted piensa que Monseñor Romero pueda llegar a ser santo? Y creo que no quiso desilusionarme y me dijo algo como así: “para mí, sí es santo”. Cuando estaba en la secundaria traté de hacer una obra teatral sobre Monseñor Romero con mis compañeros de escuela. Y después de la universidad formé un grupo cibernético que se llamaba “San Romero” que duró varios años.
¿Qué pasó después de todas estas iniciativas sobre Monseñor Romero?
-Después hice el blog, porque quería hacer algo más serio que le diera seguimiento dedicado a la causa de su canonización. Siempre fui del pensamiento que llegaría a ser santo.
Tengo una nota que escribí en 1983, en que redacto, sin haberlo platicado nunca con nadie: “Monseñor Romero es un santo”. Con el blog, pretendí convertirme en un especialista sobre esa causa, y me complace decir que ya van a ser doce años que llevo con ese proyecto.
Es algo que ha durado más que cualquier trabajo, más que cualquier empleo, y a veces hasta me pregunto si el blog no es mi empeño principal, ya que a veces así pareciera.
¿Cuál es la búsqueda desde el blog Supermartyrio?
-Al empezar el blog… yo dije muy claramente que pretendía establecer que el proyecto fuera “Romero-céntrico” y por ende muy católico. Un blog que pretende seguir a Romero tiene que enfocarse en su pastoral “sentir con la Iglesia”, y por eso mis criterios editoriales siempre han sido apegados al pensamiento eclesial. A veces me han criticado por eso, pero yo creo que es parte de la particularidad del proyecto, ser así. Es más, para entender el proceso y sus finalidades, es muy importante tener esa perspectiva, y así lo he hecho.
¿Cuál es la finalidad con la Coronilla de Monseñor Romero?
De esta misma idea radica la Coronilla, que la compuse en el año 2005, pero solo ha sido aprobada por la Arquidiócesis de San Salvador en el año 2016. En este caso, el objetivo es mostrar efectivamente cómo Monseñor Romero se guiaba por la fe.
Y esto me llegó a la mente así como su muerte se dio en la celebración eucarística, empecé a ver la hebrita de la eucaristía en otros momentos claves de su ministerio, como la Misa Única (luego del asesinato del padre Rutilio Grande) y se me prendió un foco que esa era la clave para una meditación. Eso es la Coronilla.
¿Cómo fue ese cálculo exacto, sobre la canonización de Monseñor Romero, que retomó Diario Co Latino?
-Por mi seguimiento constante a la causa, yo sabía que venía en camino la canonización, aún antes de hacerse pública la información sobre las aprobaciones del milagro por los médicos, teólogos, cardenales, y el Papa. Y por respeto al proceso, no quise adelantarme a filtrar cualquier dato antes de su tiempo, pero cuando llegó el anuncio me ha llenado de alegría.
¿Qué otro sentimiento le llena sobre la canonización de Monseñor Romero?
Lo que más me complace es que los hermanos de Monseñor Romero, don Gaspar y don Tiberio, estarán presentes para vivir este desenlace. Ellos han sufrido mucho, como el cardenal Gregorio Rosa Chávez también, por su cercanía con Romero.
Sin embargo, a mí, aún más que la propia canonización, lo que más me ha complacido es el reconocimiento de que fue un mártir. Eso es un reconocimiento muy importante en la historia de Monseñor Romero, en la historia de El Salvador y en la historia de la Iglesia católica.
Eso implica que muchos que lo denigraron estuvieron muy, pero muy equivocados, e implica también que debe darse disculpas, o por lo menos una cristiana humildad desde esos sectores. Y de ser así, también comprensión y reconciliación por parte de todos nosotros.