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Un campesino descansa en el lugar conocido como Cerro Pando, Morazán, sitio que formó parte de la masacre de El Mozote en 1981. Foto Diario Co Latino.

Medicina Legal adeuda capacidad de análisis en huesos de larga data: Wilfredo Medrano

Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino

El juez Segundo de Primera Instancia de San Francisco Gotera, Morazán, ordenó de oficio un reconocimiento de sanidad para Adelio Sánchez Chicas, testigo de la Masacre de Cerro Pando, luego que en su testimonio de noviembre de 2017 mostrara en la audiencia la cicatriz de una lesión en su brazo, que le causó un arma de fuego de largo alcance.

“El juez al escuchar que fue lesionado en su testimonio tuvo a bien ordenar el procedimiento legal para el reconocimiento, con el objetivo de establecer si efectivamente esa lesión era compatible con una lesión de arma de fuego, de eso se trató esta prueba. Y con el testigo llegó uno de los defensores de los militares, un representante de la Fiscalía General de la República, un representante de la PDDH, y como Tutela Legal ‘María Julia Hernández’ asistí yo”, explicó.

El Cerro Pando se encuentra identificado como uno de los “sitios aledaños” a la Masacre de El Mozote, en el municipio de Meanguera, Morazán, genocidio ejecutado por el Batallón Atlacatl y un combinado militar que arrasó con la vida de la población civil, quemando sus viviendas, cultivos y animales domésticos entre el 10 y el 12 de diciembre de 1981.

En cuanto a las experticias de sanidad forense, el abogado acusador, Wilfredo Medrano, consideró que las primeras declaraciones del forense son un poco “ambiguas”, en cuanto a la identificación de la lesión del brazo del testigo.

“Yo lo considero confuso y contradictorio. ¿Por qué? El forense dice que el testigo presenta una cicatriz con deformación que es compatible con un disparo de arma de fuego de alta velocidad (armas largas y de guerra). Y también dice que el testigo presenta una quemadura de un proyectil e identifica una quemadura que pudo ser producida por un objeto caliente, como una teja o un objeto le cayó al testigo. Lo que es contradictorio con el testimonio del testigo porque a él, antes de que quemaran la casa donde vivía su familia, recibió el impacto en su brazo”, justificó.

Las dudas del jurista las racionaliza con la entrega de los restos óseos de los niños víctimas de la Masacre de La Joya y que no pudieron identificar. Lo que consideró una “negligencia” porque solo identificaron algunos con nombres, “Creo (que) no hay capacidad de análisis de larga data de restos óseos. Y la misma población ha expresado su inconformidad por sus resoluciones”, agregó.

Adelio Sánchez Chicas, en su declaración de noviembre 2017, narró que en la incursión militar efectuada por el Batallón Atlacatl, autores de la muerte de toda su familia, él contaba con seis años de edad y observó cómo un soldado entró disparando y mató a su madre Saturnina Díaz que amamantaba a su hermana de 0 días de nacida.

“Ella cayó y luego vi cómo la niña cayó al suelo y ahí murió con ella. Recuerdo que el soldado me hirió el brazo y me corrí a una división de la casa y me metí dentro de una hornilla de la cocina”, dijo al dar su testimonio ante el juez de la causa.

Medrano de Tutela Legal “María Julia Hernández” agregó que el juez pedirá también el expediente clínico de Adelio Sánchez Chicas al Hospital de San Francisco Gotera, para confrontar la atención médica que se le brindó hace 36 años atrás.

“Yo no sé si existe ese expediente clínico, porque supongo que los protocolos actuales no son los de 36 años atrás, quizá serán inexistentes. Vamos a esperar el dictamen clínico forense y el resultado de la búsqueda del expediente clínico, para peticionar otras diligencias al respecto”, argumentó.

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