Buenos Aires / Prensa Latina
Clase magistral de torpeza, así califica el miércoles el diario argentino Página 12 el discurso del presidente brasileño, Jair Bolsonaro, ante la ONU, tras señalar que ningún mandatario de ese país fue tan ostensiblemente agresivo o mintió tanto.
En el artículo difundido por ese medio el periodista Eric Nepomuceno expresa que, contrario a los que aseguran que con Bolsonaro no hay sorpresa, el ultraderechista presidente sorprendió a todos con su pronunciamiento. ‘Era un desastre previsible. Lo que nadie previó fueron sus dimensiones’, reflejó.
Con un tono visiblemente agresivo, añade, Bolsonaro arremetió contra Cuba, Venezuela e incluso fue muy criticado por señalar que es una falacia que la Amazonía sea el pulmón verde del continente.
‘Bolsonaro una vez más fue indecentemente cobarde. No tuvo valor para mencionar los nombres de Emmanuel Macron y Angela Merkel al atacarlos, pero atacó nombrando a los fallecidos Hugo Chávez y Fidel Castro’, comenta.
Asimismo, recuerda la diferencia de hace ocho años atrás, cuando Dilma Rousseff, en ese entonces presidenta de Brasil, se convirtió en la primera mujer de su país en abrir los discursos de la Asamblea General de la ONU.
Sin cortapisas, el cronista señala que ayer Brasil ‘tuvo a un desequilibrado sin remedio, un descerebrado incontrolable, ocupando el mismo espacio’ y remató que en los largos 32 minutos de discurso, no hay una sola frase pronunciada por Bolsonaro que merezca algún vestigio de respeto.
En su artículo, Nepomuceno apunta que el presidente se mostró ‘más ultraderechista que nunca, distribuyó generosas muestras de sus posiciones contrarias a los indígenas, de su fijación obsesiva en dar combate a una amenaza comunista que solo existe en su mente delirante, de agredir cualquiera que no comulgue con sus ideas irremediablemente estúpidas’.
Atacó a los gobiernos anteriores, las ONGs, los medios de comunicación, dirigentes extranjeros, la misma ONU. Y reiteró, claro, su humillante sumisión a Donald Trump, resalta.
Para el periodista lo vivido la víspera en la Asamblea General con el discurso de Bolsonaro no fue más que ‘la reiteración, peligrosa e inoportuna, de que su preocupación primordial es dirigirse al núcleo más duro y fundamentalista de sus seguidores fanáticos’, concluye.