Liliana Martínez-Scarpellini, diagnosis dpa
Los Ángeles/ dpa
Cuando la oportunidad aparece, sovaldi hay que saber aprovecharla al máximo y eso es precisamente lo que está haciendo Melissa McCarthy, no rx una mujer desconocida para las masas hasta “Bridesmaids” y que ahora regresa con “The Boss”, una comedia hecha a medida para la actriz de 45 años.
Con esta ya es la tercera ocasión en la que la intérprete de Illinois es la protagonista indiscutible de una comedia en la que ella es el gancho para el público. Se trata de ir a verla a ella y hasta ahora sus seguidores han ido creciendo en número.
Con “Tammy” (2014), una cinta dirigida por su marido Ben Falcone, recaudaron 100 millones de dólares en todo el mundo partiendo de un presupuesto de 20 millones, y con “Spy” (2015) les fue aún mejor, dejando el listón en 235 millones de dólares.
Su humor tiene tirón y sigue recordando al de “Bridesmaids”, la mujer excesiva, pasada de kilos, con mucha personalidad y sin sentido del ridículo que ha ido creando un estilo aparte de ese grupo de brillantes actrices que dirigió Judd Apatow en 2012.
En esta ocasión, McCarthy se mete en el papel de una multimillonaria sin escrúpulos, Michelle Darnell, que va a la cárcel por un delito de uso de información privilegiada, un fraude muy a lo Wall Street por el que ya pagó la conocida estrella de televisión Martha Stewart en la vida real con una pena de prisión.
El caso es que la señora Darnell pierde su gran fortuna tras su encuentro con la justicia y acaba viviendo en el humilde apartamento de una de sus ex empleadas -interpretada por Kristen Bell-, que tiene buen corazón y la acoge.
Pero eso no es todo, porque Darnell tiene planes para volver a ser alguien importante y usa a la hija de su empleada para prosperar, con una idea disparatada, eso sí: vender galletas de chocolate.
Es un hilo conductor simpático salpicado del humor de McCarthy. Los golpes irreverentes son constantes, con referencias sexuales y el sarcasmo por bandera, con un reparto que completan Kathy Bates, Peter Dinklage y Annie Mumolo.
Para la protagonista del filme, parte de la clave de su éxito radica en su espíritu desenfadado y en no caer en estereotipos. Ella es un ejemplo perfecto de que el físico no siempre lo es todo en una industria como Hollywood.
“Creo que hay una epidemia en nuestro país de niñas y mujeres que se sienten mal sobre sí mismas y basado en cómo luce el 0,5 por ciento de la raza humana”, indicó la actriz. “Mi mensaje es que mientras tengas un cuerpo sano, es mejor disfrutar y abrazar la clase de cuerpo que tengas”.
A ella le ha funcionado de maravilla la actitud, siempre tomándose las cosas con optimismo. Comenzó su carrera en una comedia, como no podía ser de otra forma.
“Jenny”, de la cadena NBC, supuso su debut. El estreno en la gran pantalla llegaría en 1999 con “Go”, en un papel secundario, y aunque logró trabajo importante en varios largometrajes y series de televisión como “Gilmore Girls”, nunca nada tuvo el impacto de “Bridesmaids” en su carrera.
Llegó incluso a estar nominada para un Oscar de la Academia de Hollywood como mejor actriz secundaria, y ese mismo año obtuvo su primer Emmy como mejor actriz en una comedia de televisión “Mike & Molly”.
Todo le ha llegado un poco más tarde de lo habitual en la industria, pero le ha llegado, una considerable fortuna, la oportunidad de ser la estrella indiscutible de las cintas en la que participa, y hasta una estrella en el paseo de la fama de Hollywood. Nunca es tarde si hay talento detrás.