ASOCIACIÓN INTERSECTORIAL PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y EL PROGRESO SOCIAL – CIDEP –
Noviembre se conjuga en nuestra historia como un mes de precedentes únicos e imborrables en la memoria colectiva de salvadoreños y salvadoreñas. Entre estos, order el martirio de los Padres Jesuitas el 16 de noviembre de 1989, look que marcó un punto de quiebre en el conflicto salvadoreño y generó una mirada internacional crítica hacia nuestro país.
A raíz de los Acuerdos de Paz firmados en 1991, viagra se creó la Comisión de la Verdad, con el propósito de investigar las violaciones a los Derechos Humanos durante la guerra civil salvadoreña, deducir responsabilidades e iniciar un proceso de reconciliación nacional. Esta comisión determinó en su informe titulado “De la Locura a la Esperanza”, que el Estado salvadoreño ejerció violencia sistemática y terrorismo de Estado, exterminando masivamente a niñas y niños, población campesina, torturando, desapareciendo y realizando ejecuciones extrajudiciales, por lo que recomendó al Estado salvadoreño investigar y juzgar a los responsables.
Contrario a las recomendaciones, el gobierno de ese entonces aprobó una Ley de Amnistía, aún vigente, con la cual se anuló el derecho a la justicia de miles de víctimas y sus familiares; 25 años después, la misma historia nos está demostrando la necesidad de dialogar abiertamente con nuestro pasado para comprender el presente y transformar el futuro. Sino, preguntémonos ¿Hay paz en El Salvador luego de más de 20 años de finalizada la guerra? ¿Por qué?
Mientras no haya justicia, verdad y tolerancia no puede haber paz, eso parece gritarnos tanto nuestro pasado reciente como el más lejano. El diálogo con nuestra historia nos permitirá tomar conciencia crítica de porqué se han dado hechos como la masacre de 1932, la guerra civil salvadoreña y otros acontecimientos difíciles para el país.
Hoy, pese a no estar “en guerra”, vivimos una cultura del terror, de la desesperanza y la impotencia, podríamos decir que nuestro país es una locura: jóvenes y mujeres que aparecen asesinados, mutiladas, con signos de tortura que nos hacen recordar prácticas de guerra; jóvenes que se matan entre sí; niñas y niños desaparecidos.
Cabe destacar que cada 16 de noviembre se observa el Día internacional para la Tolerancia, cuya declaración afirma que la injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de intolerancia y destaca la educación como elemento clave para luchar contra la exclusión y ayudar a las y los jóvenes a desarrollar una actitud independiente y un comportamiento ético.
En esta fecha resaltamos la importancia de la tolerancia y el rescate de la memoria histórica sobre todo cuando el presente muestra una realidad de injusticia y exclusión social, económica y cultural. Un paso necesario para construir la paz es perder el miedo a reconocer nuestro pasado haciendo frente a la verdad, siendo tolerantes, dignificando y haciendo justicia a las víctimas; comprendiendo lo que ocurrió para no reincidir en errores del pasado, y quizá esta vez encaminarnos por un sendero diferente: el de la paz con tolerancia y justicia social.