Dr. Víctor M. Valle
Virgilio Tito Godoy (1904-1990) fue un luchador revolucionario centroamericano, recipe nacido en Nicaragua y con actuaciones políticas y como médico en El Salvador.
El jueves 20 de marzo del año en curso a las 6:00 p.m. se presentará en el Museo de la Palabra, decease San Salvador, thumb un libro sobre sus luchas: “Memorias de mi Padre: Testimonio de lucha en Nicaragua 1893-1980”.
El libro narra acciones revolucionarias armadas en Nicaragua, y en algún grado en otros países de la región centroamericana, ocurridas desde fines del siglo XIX, para derrocar a José Santos Zelaya, hasta 1979-80, el principio de la revolución popular sandinista en Nicaragua.
El centro del relato es el Dr. Virgilio Tito Godoy y el autor-ensamblador del libro es su hijo el también médico y político salvadoreño, Dr. Gerardo A. Godoy Reyes.
La publicación es valiosa por contener una porción de historia centroamericana con perspectivas e informaciones poco conocidas. Son relatos de acciones valientes de patriotas de Nicaragua que, desde siempre, lucharon para tener un país desarrollado y decente, con respeto a la dignidad de todos.
En el libro hay héroes y villanos. Sandino, Ramón Raudales y Rigoberto López Pérez son muy bien ponderados por sus aportaciones históricas revolucionarias. Como antítesis aparecen Adolfo Díaz, José María Moncada y los Somoza, como responsables del entreguismo y de la represión contra el pueblo.
Las Memorias llegan hasta 1980, cuando las fuerzas progresistas de Centroamérica, vivían justificadas ebulliciones de esperanza: el sandinismo bregaba por ser revolución, El Salvador comenzaba la insurgencia del FMLN, que terminó triunfante y ahora son gobierno, y en Guatemala continuaba la confrontación armada interna que fue concluida mediante unos acuerdos de paz. El libro hace resurgir en las memorias de los lectores los nombres de cimeros personajes de Nuestra América: Simón Bolívar, Francisco Morazán, José Martí, Augusto C. Sandino y el joven patriota de Nicaragua Rigoberto López Pérez quien se inmoló en 1956 para terminar con la vida del fundador de la dinastía de los Somoza.
Los espectros de todos ellos deben recorrer América Latina para inspirar a nuestros líderes políticos progresistas y lograr que actúen con coraje, honradez y dignidad y sobre todo para que trabajen por y con los pobres de la tierra, con los que José Martí quiso siempre su suerte echar.
En el libro se identifica una estirpe de lucha, como ha de haber muchas en la historia centroamericana pero que no son registradas por las historias oficiales. Podría decirse que es la estirpe de los Godoy de Nicaragua.
El general Paulino Godoy se alzó en armas a fines del siglo XIX contra José Santos Zelaya quien se había apartado de la política decente. Su hijo, el Dr. Virgilio Tito Godoy comenzó en 1926 como combatiente de un ejército constitucionalista. Lo conocí en 1967 cuando, ya un médico de más de sesenta años, trabajaba en la campaña presidencial del Dr. Fabio Castillo Figueroa, que fue candidato de la izquierda salvadoreña
Los hijos del Dr. Virgilio Tito Godoy son, entre otros, el Dr. Virgilio Godoy que de joven estuvo en 1958 en una sublevación armada contra Somoza al mando del heroico general Ramón Raudales y después fue ministro del primer gobierno de la revolución sandinista. El otro hijo del Dr. Virgilio Tito Godoy es el autor del libro comentado, el Dr. Gerardo Godoy Reyes, médico y académico salvadoreño, amigo cercano y compañero de lucha de Rigoberto López Pérez, militante pionero del antiguo partido Movimiento Nacional Revolucionario, miembro de la Internacional Socialista y representante en Venezuela, en el decenio de los 1980s, de la alianza FMLN-FDR.
El hijo de Gerardo Godoy se llama también Gerardo y es médico como su padre y su abuelo. Fue combatiente en la insurrección sandinista y ahora ejerce su profesión de médico en Venezuela.
El libro de Gerardo Godoy está lleno de lecciones. La presentación es oportuna para los momentos que vive El Salvador pues nos hace reflexionar sobre las largas y heroicas luchas que se han librado en nuestros países para que haya justicia, democracia, dignidad y honradez. Y sobre todo para darnos cuenta, al ver la tozudez de las derechas, que hay mucho trecho que recorrer.
Podría decirse, como lo enseñó José Martí, que “Es la hora del recuento y de la marcha unida y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes”