Licenciada Norma Guevara de Ramirios
El agudo análisis del economista Cesar Villalona puso en evidencia un dramático dato tomado de una encuesta realizada por la Dirección General de Estadística y Censos (DIGESTYC): en nuestro país, entre 2019 y 2021, la población disminuyó en 380 mil personas y aumentó la pobreza.
Lo normal es que la población crezca, en una sociedad en la que la mayor parte de la población es joven, pero, si ha disminuido, queda por investigar las razones. ¿Cuánto de emigración y cuánto de fallecimientos hay en esa cifra?
Y a falta de investigación, no queda más que deducir los motivos de la emigración, para la que existen indicios en los reportes de personas detenidas en la frontera sur de EEUU: pobreza, alto costo de la vida, desempleo, violencia, y persecución política.
A lo mejor entre las personas fallecidas esté la cifra desconocida de muertes reales por la pandemia del Covid-19, pues hasta los profesionales de la salud afirman que los datos del gobierno expresan un sub registro, hoy habrá que agregarle que además de la pandemia ha existido desapariciones de personas y muertes por violencia, a las que se agrega las muertes por falta de atención o por efectos de tortura entre las personas capturadas bajo el régimen de excepción.
Y, sin duda, si las personas detenidas son en su inmensa mayoría jóvenes, eso impactará nuevamente en el crecimiento poblacional de los próximos años.
En la presentación resumida de los datos de esa encuesta de la DIGESTYC, realizada por César Villalona, causan preocupación otros indicadores que dibujan el retroceso económico, social y sanitario de nuestra sociedad.
Aumentaron los hogares cuyas viviendas tienen piso de tierra, de 15 a 24% y es conocido lo que eso representa en la salud de los niños y niñas; casi se duplicaron la cantidad de hogares que utilizan leña para cocinar, de 8% subieron a 15%, lo que aumenta sin duda enfermedades respiratorias y expresa la disminución de la capacidad económica de las familias para comprar el gas propano.
También nos informa que en el campo aumentó el hacinamiento, es decir, la cantidad de personas que deben dormir en una misma habitación (tres o más personas), pasaron de 33% a 35%.
La población ocupada en labores agrícolas disminuyó en 101,561 personas. Y los productores y productoras agrícolas disminuyeron en 51,176 personas (17%). ¿En cuánto afectará esta disminución en escasez de alimentos? Es obvio que los procesos de apoyo a la producción agrícola y pecuaria, que mantuvieron los gobiernos de Funes y Sánchez Cerén, ahora simplemente no existen, la gente del campo no se siente apoyada por este gobierno que importa alimentos y en general favorece más las importaciones que los procesos productivos del país.
Los hogares con empleo doméstico disminuyeron de 165,000 a 148,00; lo que expresa disminución de capacidad de contrato en las capas medias, por pérdida de empleos e inflación.
En suma, esa encuesta, analizada y citados sus datos por Villalona, nos indica que la pobreza en nuestro país ha aumentado. Los hogares en condición de pobreza aumentaron de 23.5% en 2019, a 24.6% en 2021; y los hogares en pobreza extrema aumentaron del 4.6% a 7.8%, lo que representa 61,000 hogares y 201.000 personas, esto a pesar de la disminución de la población.
Esta realidad se suma al agravamiento en condiciones de salud; mientras tanto, el gobierno mantiene un eje siempre en aumento, la propaganda con mensajes de cambio que están lejos de favorecer a las mayorías de mayor pobreza y a las capas medias de nuestro país.
Para los grupos que dominan los órganos de gobierno, la mayor preocupación es la reelección del presidente, el engaño de nuestros hermanos en el exterior para conseguir su voto en las elecciones de 2024, y mantener a la población aterrorizada con la extensión mes a mes del régimen de excepción.
Un efecto de ese terror es la conducta de sectores que en el pasado defendieron sus derechos, trátese de quienes venden en la informalidad en las calles, los dueños de vehículos de transporte público, ganaderos, o pequeños comerciantes y profesionales acosados por hacienda, o por los ministerios de trabajo y salud, todos ellos guardan silencio o muestran resignación, conducta alejada a la que mantuvieron en el pasado.
Por eso hay que despertar y mostrar que la realidad que sufren las mayorías puede cambiar, este mensaje debemos darlo expresándonos, acompañando la lucha de los sectores sociales que levantan su voz.