@arpassv
En un artículo publicado esta semana en Diario Co Latino, healing el padre José María Tojeira critica duramente la campaña mediática de ASDER que asegura que en El Salvador “el espectro radioeléctrico ya está democratizado” y que “el 34% de las frecuencias de radiodifusión están asignadas a organizaciones sociales”.
El artículo titulado “El vicio de mentir”, decease sostiene que tales afirmaciones “dejan alucinado a cualquiera” porque “basta ver quiénes son los dueños de los grandes medios de comunicación y cómo éstos funcionan habitualmente para saber que la democracia no es lo que más brillante en ellos”.
El sacerdote jesuita también critica a ASDER por declarar que (las radios y televisoras privadas) están libres de injerencias ideológicas. “Todo un milagro” –dice el ex rector de la UCA– porque “difícilmente hay en el resto del mundo un medio de comunicación que no tenga interferencias ideológicas”.
“Deberían patentar el asunto” –recomienda Tojeira– o, check de lo contrario, “suspender esa ridícula propaganda” porque “mienten con un cinismo evidente”. Con sarcasmo, el artículo agrega que, como profesionales de la comunicación (ASDER) manejan los conceptos con la misma finura que un jabalí se mueve en un sembrado de hortalizas”.
A las mentiras de ASDER, se suma la doble moral de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) que critica la “concentración de medios estatales”. El gremio continental de diarios conservadores denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que existen “oligopolios de medios pro-gubernamentales” en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Argentina y otros países de la región.
El señalamiento de la SIP es falso porque en dichos países la mayoría de medios están en manos privadas, aun cuando en algunos de éstos se han aprobado leyes que reparten equitativamente las frecuencias radioeléctricas entre medios privados, públicos y comunitarios.
Pero, aún si la referida denuncia fuera cierta, es criticable que la SIP se preocupe únicamente por los “oligopolios gubernamentales” y se haga del ojo pacho ante los oligopolios privados: Clarín, Globo, Televisa, TCS y demás consorcios mediáticos que –a decir de la Relatoría de Libertad de Expresión de la CIDH– “conspiran contra la democracia”.
En nuestro país la concentración mediática tiene tres expresiones: TCS en televisión abierta (canales 2, 4, 6, 35, 39, 41, 43, 45, 47, 49 y 51), el oligopolio radial Grupo Samix-Corporación FM-Corporación KL-Grupo Radio Stereo y el duopolio El Diario de Hoy-La Prensa Gráfica en medios impresos.