Por Álvaro Villalobos
Madrid/AFP
Los países del Mercosur presionaron este lunes desde Madrid para el cierre en 2017 de un acuerdo comercial con la Unión Europea, como manera de promover sus economías frente al proteccionismo «suicida» que ganó terreno a ambos lados del Atlántico.
Los cancilleres de Argentina, Uruguay y Paraguay y el titular de Industria de Brasil se reunieron en la capital española con la comisaria europea de Comercio Cecilia Malmström, justo el día en que se inicia en Bruselas una nueva ronda de negociaciones que busca destrabar un acuerdo explorado desde hace ya 18 años.
En una rueda de prensa en la Casa de América, la comisaria reconoció que hay «capítulos difíciles en los que las posiciones están aún lejos», concretamente el sector fitosanitario, las denominaciones de origen y la agricultura.
Este último punto, en el que la canciller alemana Angela Merkel vaticinó una negociación «dura», es tan complejo que todavía no ha habido intercambio de ofertas.
El canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, dijo a AFP que dicho intercambio podría producirse en octubre, y apuntó a que la cuestión de las denominaciones de origen va despacio: «de momento cada uno envía sus listas».
Pese a ello, la comisaria reiteró el objetivo de hacer «todo para concluir a finales de año un acuerdo político» sobre un tratado de libre comercio que configuraría un mercado unificado de 760 millones de personas a ambos lados del Atlántico.
«Nunca ha sido el momento tan oportuno como para firmarlo», aseveró el ministro de Exteriores argentino, Jorge Faurie. «Sería un momento político importante en el Mercosur», agregó su homólogo paraguayo, Eladio Loizaga.
La ronda iniciada este lunes es la tercera desde el intercambio de ofertas comerciales entre la UE y el Mercosur en mayo de 2016. En caso de fructificar, aseguró la comisaria, los exportadores europeos se ahorrarían 4.000 millones de euros al año en aranceles.
El ministro español de Exteriores, Alfonso Dastis, afirmó que «existe voluntad política» para alcanzar el acuerdo, y garantizó que para su país es «la máxima prioridad en política comercial, por su importancia estratégica y por las oportunidades que va a brindar».
Guerra al proteccionismo
Los ministros del Mercosur hicieron una defensa cerrada del libre comercio, y abogaron por un acuerdo que, de ser firmado, «será de gran valía frente a ese aumento de proteccionismo que está siendo promovido por algunos países», como Estados Unidos, en palabras del ministro brasileño Marcos Pereira.
Rodolfo Nin Novoa calificó de «suicida» el proteccionismo en un país como el suyo, que tiene unos tres millones de habitantes y exporta alimentos para 30 millones de personas.
E incidió en que el acuerdo con la UE permitiría perfeccionar el Mercosur, un bloque con 79 barreras no arancelarias todavía y hasta ahora con «una paupérrima agenda externa», según él.
El acuerdo «nos va a ayudar» a estrechar «la fluidez dentro del espacio intra-Mercosur», coincidió el canciller argentino, por «los compromisos que vamos a adquirir» con los europeos.
Aparte de la agricultura, el acuerdo afronta una dificultad de peso: la inestabilidad política en Brasil, agravada tras conocerse la denuncia por presunta corrupción contra el presidente Michel Temer, ante la Cámara de Diputados.
Malmström reconoció que Brasil afronta «una situación muy frágil», aunque confía en que «las estructuras del Mercosur van a ayudar» a que la negociación prosiga, independientemente de las turbulencias en la mayor economía latinoamericana.
El otro obstáculo es el creciente recelo popular ante los grandes acuerdos comerciales internacionales, manifiesto en el caso del CETA, cerrado entre la UE y Canadá, o el TTIP entre Bruselas y Washington, cuya negociación está ahora mismo congelada.
Los ministros incidieron por ello en la importancia de hacer pedagogía y en que los acuerdos comerciales favorezcan también a las pequeñas y medianas empresas, y no sólo a las multinacionales.
Si la sociedad no ve «esto como un beneficio, difícilmente podremos llegar a un acuerdo que no tenga manifestaciones en contra», advirtió el uruguayo Nin Novoa.