Buenos Aires/Argentina/AFP
El astro argentino de fútbol Lionel Messi admitió que existe «una deuda» de su generación de ganar un Mundial, pero aclaró que el compromiso lo toman más los jugadores entre sí que con los hinchas.
«La deuda la tenemos con nosotros mismos antes que con la gente. Llegamos a tres finales y no se dio (dos de Copa América y una del Mundo). Estuvimos cerquita», dijo en una entrevista con el canal Fox Sports.
En vísperas del partido amistoso con España en Madrid, en camino al Mundial de Rusia-2018, Messi dijo que «ojalá podamos sacarnos esa espina».
Esa generación liderada por Messi e integrada por Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín, Angel Di María y Javier Mascherano perdió dos finales americanas en desempate a penales con Chile, en 2015 y 2016, en tanto que cayó frente a Alemania 1-0 en la final del Mundial de Brasil-2014.
Preguntado sobre si se toma este mundial como la última oportunidad, Messi respondió que es así «siempre».
«Ahora más que nunca porque se va una generación importante, van a cambiar muchos jugadores, hay trabajo de futuro con el Sub-17 y Sub-20», precisó.
La albiceleste venció a Italia 2-0 en la ciudad inglesa de Manchester el viernes. En la Copa del Mundo se medirá con Islandia, Croacia y Nigeria por el Grupo D.
«Será una linda oportunidad. No tuvimos mucho tiempo de prepararnos. Argentina siempre es candidata por el escudo, la historia. Pero hoy no somos candidatos. España, Brasil, Alemania y Francia están por encima de nosotros», analizó.
A los 30 años, Messi jugó tres mundiales (Alemania-2006, Sudáfrica-2010 y Brasil) sin poder conquistar el trofeo. Argentina fue campeón por última vez en México-1986.
Contra Italia no jugó, sentía molestias y prefirió resguardarse. «Vamos a hacer el último entrenamiento. El domingo trabajé con normalidad, me sentí bien. Espero jugar», aseveró.
«Cuanto más pensás en una lesión más riesgo estás corriendo. No hay que llamar a la desgracia. Aunque juegue un millón de partidos, si tiene que pasar va a pasar», reflexionó.
Invitado a recordar un remate suyo desviado en un momento crucial de la final con Alemania, dijo que no había vuelto a ver el video, pero «tomando mate (infusión) el otro día, pienso en cómo le pegué, cómo tenía el apoyo, en lo mal que la agarré», a la pelota.
«Sentí bronca, impotencia y siempre me duele. Pero desde que llegó al mundo mi hijo Thiago no me afecta del mismo modo. Pero fue terrible», evocó.
Evaluó que en FC Barcelona se siente «espectacular» con «otra forma de plantear los partidos». «Cuanto más juego me siento mejor. Si juego un solo partido en la semana llego pesado», reveló.
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