Houston/EEUU/dpa
Ya concluidas las finales de la NBA y con una atractiva semifinal ante el anfitrión a la vista, Lionel Messi reclama ahora sí el centro de la atención del deporte en los Estados Unidos.
El astro argentino del Barcelona es la indiscutible atracción de la Copa América Centenario y la principal referencia durante las no muy frecuentes alusiones al torneo en los medios estadounidenses.
Sin embargo, la semifinal de mañana ante Estados Unidos promete generar un fuerte interés. Más allá de los más fanáticos del «US Team», la mayoría estará a la espera de un gran show de la estrella del Barcelona, aunque no lo pueda decir en voz alta.
El delantero argentino convoca a locales y extranjeros y supo llenar estadios tanto como la selección anfitriona. No importa la bandera, todos quieren ver a Messi.
Su lesión en la espalda puso en aprietos a los organizadores al inicio de la edición centenaria de la Copa América y provocó una demora en su debut. Pero a su regreso, y sin otras grandes figuras en el torneo por las ausencias del brasileño Neymar y el uruguayo Luis Suárez, todo pasó por el ganador de cinco Balones de Oro.
En su reaparición necesitó apenas un rato para dar una clase magistral de fútbol ante Panamá en Chicago, con un «hat-trick» en menos de media hora de juego. Deslumbró con caños al arquero de Bolivia, asistencias exquisitas ante Venezuela y otro gol que le permitió alcanzar el récord como máximo artillero de la selección argentina que esgrimía Gabriel Batistuta en soledad desde hace largos años.
El astro acapara las noticias, todo pasa por él en el poco espacio que se le dedica al torneo en los medios estadounidenses. En Chicago, se lo comparó con Michael Jordan. En Seattle -considerada la capital del fútbol en Estados Unidos-, llenó con casi la misma cantidad de gente el CenturyLink Field que la selección anfitriona. Y en Foxborough tuvo un estadio rendido a sus pies.
«La gente quiere ver jugar a Messi, no le va a importar el resultado de la semifinal», declaró a dpa Marcelo Balboa, ex capitán de la selección estadounidense en los años 90.
«Para mí el resultado es importante porque quiero que gane Estados Unidos, pero para muchos de los que irán al estadio sólo importará ver jugar a Messi. Nosotros no lo podemos ver jugar en vivo nunca acá», sostuvo. «Va a ser un partido interesante».
Una muestra clara del fanatismo por Messi es la cantidad de camisetas celestes y blancas y del Barcelona con su nombre en la espalda que desfilan en cada partido de Argentina, sin que sus portadores sean siquiera argentinos. Es consecuencia directa de la pasión por el fútbol de los inmigrantes latinos y sus descendientes. Y que de a poco se empieza a contagiar en Estados Unidos.
La liga local, la MLS, hace inversiones millonarias en jugadores para jerarquizar su fútbol y la presencia de Messi en territorio estadounidense es un fuerte impulso frente a deportes más populares como el fútbol americano, el béisbol y el baloncesto.
La decisión de organizar la Copa América Centenaria en Estados Unidos, fuera de agenda y en medio del escándalo por corrupción que salpica a la FIFA y las federaciones regionales de fútbol, fue una apuesta arriesgada. Pero con Messi en carrera, la ecuación cambia.
Más allá de sus problemas con la Justicia española y una lesión en la espalda, el delantero llegó a Estados Unidos decidido a cumplir un sólo objetivo: conquistar al fin un título con la selección mayor de Argentina. Y Estados Unidos, aunque pueda ser su víctima, quiere ser testigo de ello.