Madrid/Barcelona/dpa
Mientras el nombre de Lionel Messi sigue recorriendo el mundo por su épica actuación ante Ecuador que propició la clasificación de Argentina para el Mundial, al Barcelona le sigue faltando la fotografía que tanto tiempo lleva ansiando tener: la de su gran estrella firmando su renovación.
Después de numerosas contradicciones y explicaciones incompletas, la realidad es que el Barcelona tiene la firma y el compromiso de sus representantes, pero no la rúbrica del futbolista, que es la que importa y da la validez al documento final.
“Se hará la foto en breve”, aseguró el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu. Fue a comienzos de septiembre. Pero pasan los días y las semanas, y la firma no llega.
Lo cierto es que no hay mejor momento que el presente para tener una firma -y su correspondiente fotografía- tan valiosa como la de Messi, ahora que su nombre es repetido por todas partes después de su hat-trick ante Ecuador.
También lo necesita un Bartomeu que atraviesa uno de sus momentos de popularidad más bajos por su debatida gestión deportiva, sus conocidos problemas en los tribunales y su decidido apoyo a las ideas independentistas en Cataluña, no del gusto de todos los aficionados del Barcelona repartidos por toda España y el mundo.
Y, por descontado, también lo necesita el hincha del Barcelona, y más en un momento tan convulso, política y socialmente, como el que atraviesa Cataluña. La firma de Messi significaría un acto de fidelidad especialmente relevante en unos momentos tan delicados como los presentes.
Messi concluye contrato en 2018, por lo que en enero quedaría libre para negociar con cualquier club. La prensa inglesa se apresuró en los últimos días a anunciar el vivo interés del Manchester City por contratarlo. Uno de tantos rumores que se alimentan mientras se demora la firma final.
Sin embargo, sería una enorme sorpresa que Messi no completara pronto su renovación con el Barcelona. De hecho, en estos momentos lo más problemático parece ser el asunto de la fotografía.
Hace tiempo que se habla de una supuesta enemistad -o frialdad de relaciones- entre Messi y los actuales directivos del Barcelona, con Bartomeu a la cabeza.
Mientras, el argentino permanece ajeno a cualquier foco y el miércoles por la noche regresó a Barcelona después del éxito con su selección para ponerse hoy a disposición de su técnico, Ernesto Valverde. El equipo azulgrana está inmerso en la preparación del importante encuentro del sábado ante el Atlético de Madrid en el Wanda Metropolitano en lo que será el partido estelar de la octava jornada de la Liga española.
Será otro de esos encuentros que congregará a millones de espectadores de todo el mundo frente a la televisión. Y más después de una semana en la que Messi fue el nombre más repetido en todas las páginas deportivas del planeta. Otra vez en el centro del foco.