Seattle/dpa
La tupida barba del argentino Lionel Messi es tema de conversación obligada en la Copa América Centenario. ¿Moda hipster, cábala, madurez y una nueva etapa?
«La barba es lo que se está usando y Leo tomó la decisión. Le queda bien, me parece», declaró el delantero Nicolás Gaitán entre risas cómplices con su compañero Marcos Rojo.
«Se ve que está copiando a Otamendi», agregó Rojo entre carcajadas en Seattle, en referencia al defensor central del Manchester City que desde hace tiempo luce una tupida barba al estilo europeo.
La transformación comenzó en mayo. Tras quedar eliminado de la Liga de Campeones con el Barcelona, Messi dejó de afeitarse y comenzó a mostrar el nuevo look para las últimas fechas de la liga española y la final de la Copa del Rey.
Y la imagen del cambio fue rotunda con Messi de traje, corbata y barba, declarando ante la Audiencia de Barcelona en el juicio por supuesta evasión fiscal. No se presentó el futbolista de rostro aniñado, sino el ciudadano de 28 años.
«Yo no sabía nada, como explicó antes mi papá; me dedicaba a jugar al fútbol, confiaba en los abogados que nos llevaban las cosas y no tenía idea de nada», alegó el cinco veces Balón de Oro.
Al astro del Barcelona y de la selección argentina y a su padre, Jorge, se les imputa un presunto fraude fiscal a la Hacienda española por 4,1 millones de euros (unos 4,5 millones de dólares) entre los años 2007 y 2009. Además los nombres de ambos quedaron involucrados en la investigación Panamá Papers sobre sociedades offshore en paraísos fiscales.
Messi se tomó en Barcelona un avión para reintegrarse a la selección argentina en Estados Unidos, sumando más de 30.000 kilómetros de recorrido en pocos días.
Y su barba colorada siguió creciendo mientras se dedicó a recuperarse de un fuerte golpe en la espalda que había recibido a fines de mayo en un amistoso con Honduras en Argentina.
Sin ánimos de afeitarla, sólo la fue emprolijando a medida que pasaron los días. Su debut se demoró pero fue contundente, al marcar el viernes un «hat-trick» a Panamá en los poco menos de 30 minutos que jugó en el segundo partido albiceleste. Semejante demostración de genialidad quedó unida a su imagen festejando, con barba, claro.
¿Quedará cómo cábala? Messi guiñó un ojo cuando periodistas argentinos se lo consultaron.