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Metamorfosis del temor (Régimen de excepción permanente)

César Ramírez

@caralvasalvador

Durante los años setenta y ochenta el Estado de Sitio (Estado de Excepción) era una vivencia cotidiana, no existía debido proceso, ni defensa absoluta, un ciudadano desaparecía y no existía respuesta alguna, simplemente el silencio y la negación de información en los extintos cuerpos de seguridad terminaba en nada, muchas familias aún no tienen respuesta de sus seres queridos; este estado de violencia permanente se prolongó años, la sociedad parecía naufragar en esas tempestades de violencia, donde los escuadrones de la muerte bañaron de sangre al territorio salvadoreño, las historias son crueles… el temor era la respiración de los ciudadanos demócratas, cristianos, sacerdotes, obreros, trabajadores,  grupos rurales católicos etc., en realidad no existía futuro, ni siquiera para multiplicar el capitalismo, menos para la realización generacional a la que todos los jóvenes aspiran; en ese mosaico el modelo capitalista impulsó la reforma agraria, económica (nacionalizó bancos), hasta toleró un Golpe de Estado en 1979 pero se inclinó posteriormente hacia la guerra abierta contra las fuerzas sociales que optaron por hacer la historia desde su perspectiva armada. Aquella sociedad exponía el fracaso del capitalismo reformista y democrático, a partir de la llegada de Ronald Reagan (Presidente EEUU 1981-1989) Estados Unidos impulsó su Guerra de Baja Intensidad que provocó 12 años de guerra civil.

En aquellas circunstancias ¿qué futuro nos imaginamos las generaciones de esos años? ¿cómo superar el temor por desaparecer un día para siempre? Existían varias respuestas: 1°-  ignorar por completo el peligro continuar con la vida anodina 2° –  Salir del país 3° – Ingresar a las organizaciones clandestinas 4° – Afiliarse a las organizaciones de derecha 5°- Incluirse en organismo paramilitares de derecha 6°- Predicar el evangelio 7° – asociarse en  grupos religiosos etc. en general la violencia provocaba tal condición de intemperie que no pocos optaron acciones desesperadas en fuga hacia las fronteras norteamericanas o el resto del planeta; ese fue el contexto donde el Estado suprimió capítulos constitucionales o derechos humanos, los cuales  eran letra muerta, el respeto a la vida en El Salvador valía menos que un dólar estadounidense.

Superada esa etapa por los Acuerdos de Paz de 1992, las reformas y la “Nueva Legalidad” permitió una realidad desconocida en muchos años, ese tiempo democrático con juego electoral, con inserción orgánica, el respeto a las instituciones, derechos ciudadanos y otros,  fue el status de postguerra (ahora negada por fanáticos retóricos) donde la sociedad apostó por la alternancia en gobiernos locales y nacionales, en cierto momento surgió un nuevo temor entre los ciudadanos, fue llamado en general “delincuencia”, pero el espectro de la tragedia se proyectaría en los nuevos grupos denominados “maras” (deportados masivamente de EEUU), éstas últimas estructuras desconocidas y consideradas inofensivas como una moda norteamericana, su concepto original era de las películas con bandas de motociclistas, pseudo-narcotraficantes, proxenetas, matones de barrio de los años sesenta o setenta, pero su evolución en los años noventa fue un brutal cambio hacia el sicariato, extorsión sistemática, control de negocios,  opresión territorial y finalmente el terrorismo; la sociedad salvadoreña nunca estuvo preparada para esa agresión, el tratamiento de su erradicación fue una prueba de ensayo y error, en las sociedades los cambios culturales son de largo plazo, así en su etapa terrorista de los últimos años, ha dejado una estela de muerte y crímenes terribles, provocando luto en la familia salvadoreña.

Las maras provocan temor donde quiera que se encuentren, son dueños de la muerte callejera, es  un nuevo tipo de pavor desconocido, donde esos grupos no aceptaban un “no”, exigiendo tributo extremo sin límite, sus historias sangrientas son reseñadas por la prensa internacional, ese tipo de sujetos prevaleció los últimos años con muestras de violencia como moneda de cambio, a tal punto que todas las administraciones políticas han negociado con ellas, incluso ahora la Administración Bukele es acusada por la prensa independiente de un pacto que terminó mal, un asesinato de 87 personas en un fin de semana el 27 de marzo de 2022 dio origen al Régimen de Excepción que cumple un año de vigencia, ese procedimiento tiene un resultado de 66,292 capturados, además fallecidos  y miles de inocentes.

De nuevo el piso de esta realidad es el capitalismo en sus etapas fallidas de la herencia negativa económica, hasta la saciedad se ha esquematizado la enorme diferencia económica, exclusión, movilidad social, modelo educativo, salud que en pleno Siglo XXI produce pobreza y más pobreza.

Si en aquellos años noventa existió a esperanza de transformación democrática, ahora 31 años después la democracia ha sido secuestrada o socavada en sus principios constitucionales.

Del temor al Estado, al terrorismo de las pandillas hemos llegado al Régimen de Excepción donde un policía es juez de la calle, fiscal y carcelero, un esquema que parece no tener fin y provoca pavor que destruye el futuro: ¿dónde depositamos nuestro porvenir? Si añoramos el evangelio bienvenido sea otro Monseñor Romero, Ignacio Ellacuría, Rutilio Grande  y otras alternativas no existen -al menos para aquella generación de los ochenta y noventa- así la democracia perece por una ilegal reelección, destrucción de la independencia judicial o la corrupción sin freno, es repetir la imagen del General Martínez en 1932 donde la Asamblea Legislativa decreta legal “el Golpe de Estado”1 , un dictador que realizó la matanza de campesino y persiguió a todo opositor político.

La metamorfosis del temor es creer que ya no existe peligro “político” y hemos llegado a la felicidad, Xanadu, Nirvana o el Paraíso Terrenal, es imaginar que solo la represión a ultranza es suficiente para contener la pobreza, ello provoca el nuevo temor de todo sector ciudadano demócrata. La solución para generar confianza nacional e internacional es el fortalecimiento de la democracia, sus instituciones, la alternancia política, el respeto a los derechos humanos, elementos que parecen hablar del mar en el Desierto del Sahara.

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1. https://www.diariocolatino.com/gobierno-suspende-el-pago-de-la-deuda-externa-1932/

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