México/México/AFP
En menos de 24 horas, el Zócalo, la plaza principal de la capital mexicana, pasó de la euforia por el triunfo electoral del izquierdista Andrés Manuel López Obrador a la decepción, cuando miles vieron perder a su selección de fútbol ante Brasil, quedando fuera del mundial Rusia 2018.
«Ayer (domingo) celebramos porque va a haber un cambio en México, pero hubiéramos coronado bien que ahorita ganara México. Todos los mexicanos estaríamos en júbilo», dijo Daniel Villena, veterinario de 23 años, vestido con la camiseta del «Tricolor», como se conoce a la selección.
Como Villena, muchos de los que anoche celebraban el arrasador triunfo electoral de López Obrador, quien según datos oficiales parciales alcanzó la presidencia con más de 53% de los votos, hoy vieron con amargura y hasta lágrimas la despedida de su equipo de la competencia mundial.
«Yo esperaba otro triunfo, esperaba dos triunfos seguidos», dijo con los ojos vidriosos Jesús Rodríguez, estudiante de derecho de 20 años, sin apartar la mirada de la enorme pantalla que se instaló en la plaza para transmitir el juego.
«Pero jugaron bien. Al menos esta vez perdimos con la frente en alto», agregó el estudiante, cuyo voto por López Obrador fue con la esperanza de que «haya un cambio».
«México es un país bien chingón (fantástico) y tiene que haber un líder», afirmó.
Los dos goles de Neymar y Firmino provocaron gritos desesperados de la multitud, que también bramaba ante las infructuosas llegadas de los atacantes mexicanos.
El segundo tanto, a los 88 minutos del segundo tiempo, colmó de furia y frustración a muchos aficionados, que antes de concluir el tiempo de juego empezaron a abandonar la plaza que apenas anoche era una fiesta de color y música para los seguidores de López Obrador.
«Creíamos que podíamos pasar, pero bueno, así es esto del fútbol. Creo que no hay que ser tan duros con la selección porque dejaron el corazón en la cancha», dijo Hilda Corona, una maestra de 42 años que vive en Kuwait desde hace más de una década y que está de visita en su país.
«La verdad es que a México no hay que echarle basura. Somos mejores que Brasil pero así es el fútbol», acotó, por su parte, Andrea González, también estudiante de 23 años.