Por Yussel González
México/AFP
México acoge desde el viernes la segunda ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en medio de las amenazas del presidente estadounidense Donald Trump de retirarse del acuerdo.
Representantes de México, Estados Unidos y Canadá se reunirán en la capital mexicana del 1 al 5 de septiembre tras una primera ronda que se llevó a cabo en Washington del 16 al 20 de agosto, en la que los tres países plantearon más de dos docenas de temas que se comprometieron a discutir rápidamente.
México espera que las negociaciones, que los tres socios quieren concluir al cierre de este año, deriven en un acuerdo beneficioso pese a las amenazas de Trump.
«El escenario base es que encuentren puntos en común y haya pequeños cambios al acuerdo que difícilmente afecten las relaciones comerciales en el bloque», dijo a la AFP Neil Shearing, economista de la firma británica Capital Economics.
Trump, quien ha tildado al TLCAN de ser el peor acuerdo jamás firmado por su país, ha amenazado durante las últimas semanas en distintas ocasiones y en Twitter con retirarse del pacto, aludiendo a la dificultad de las conversaciones y el déficit comercial de poco más de 64.000 millones de dólares de Estados Unidos con México.
Sin embargo, estas amenazas han perdido la fuerza que tenían al inicio de la administración Trump.
El gobierno mexicano ha dicho que no negociará el acuerdo a través de redes sociales y el canciller Luis Videgaray calificó las amenazas como un estilo «peculiar» de negociar.
«La ventaja y el poder que Estados Unidos tiene en el contexto del TLCAN es quizá un poco menos de lo que la administración Trump piensa», dijo a periodistas Jean-François Perrault, economista en jefe de Scotiabank.
Perrault resaltó la dependencia que tiene Estados Unidos con sus socios comerciales: 14 millones de empleos en el país dependen del intercambio con México y Canadá.
Además, hay una fuerte presión de parte de la iniciativa privada estadounidense para mantener el pacto.
«Ha habido señales para Trump de diversos grupos haciendo llegar su voz de que es perjudicial para Estados Unidos abandonar el acuerdo», dijo a la AFP Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA Bancomer.
Al mismo tiempo, la economía mexicana ha resistido mejor de lo esperado las amenazas de Trump y creció 3% anual en el segundo trimestre del año.
El miércoles, el Banco de México (central) elevó su pronóstico de crecimiento en este año a un rango entre 2 y 2,5% ante la percepción de un menor riesgo en la relación bilateral con Estados Unidos.
Plan B
Sin embargo, el gobierno mexicano considera que la posibilidad de un TLCAN sin Estados Unidos es real, por lo que desde el inicio consideró un plan B.
Parte de ese plan alternativo incluye la diversificación comercial para disminuir la fuerte dependencia de México con Estados Unidos, destino del 80% de sus exportaciones.
Los especialistas están también conscientes del riesgo. «Nos puede sorprender, Trump sí tiene esa facultad ejecutiva» de abandonar el acuerdo), dijo a la AFP Alejandro Luna, socio del despacho Santamarina & Steta.
Si Trump decide abandonar el TLCAN, entrarían en vigor los aranceles de cada país bajo las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Scotiabank señala que en ese caso los bienes estadounidenses enfrentarían mayores aranceles en México que los bienes mexicanos en Estados Unidos.
Luna espera que haya una ronda complicada de negociaciones, que continuarán a finales de septiembre en Ottawa para regresar a Washington en octubre.
Entre los temas más espinosos están la propuesta estadounidense de eliminar el mecanismo para la solución de controversias del tratado y endurecer las reglas de origen, requiriendo por ejemplo que cierto porcentaje de las auto-partes se fabrique en Estados Unidos para que no tengan aranceles.
También preocupa la insistencia en reducir el déficit comercial, pues para los expertos, este saldo rojo obedece a factores estructurales de la economía estadounidense que no se pueden resolver en una negociación comercial.
Los tres países firmaron también un acuerdo de confidencialidad para el manejo de la información sobre la negociación, que el gobierno mexicano aseguró no compromete sus prioridades en el proceso.