México / AFP
Jean Luis Arce
México inyectará este año unos 5.500 millones de dólares adicionales a la petrolera estatal Pemex para aliviar su pesada carga financiera y fortalecer su capacidad de inversión, para lo que recurrirá a recursos provenientes de un plan de austeridad y no pedirá dinero prestado, informó el viernes el gobierno.
«Hemos tomado la decisión de apoyar a Pemex con todo», dijo el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en conferencia de prensa.
La inyección financiera a la compañía, afectada por complicaciones financieras, estará compuesta por una capitalización del gobierno federal de 1.300 millones de dólares, otros 1.800 millones de dólares provenientes de un apoyo que el gobierno le ofreció por mejorar sus pasivos laborales y unos 800 millones de dólares generados por incentivos tributarios, según documento oficial.
Adicionalmente, se sopesa completar estas cantidades con la recuperación de 1.600 millones de dólares derivados de la lucha contra el creciente robo de combustible emprendido por el gobierno a finales del año pasado, un delito que genera pérdidas anuales de unos 3.000 millones de dólares.
«Este conjunto de apoyos y medidas que van a incrementar los beneficios de la empresa nos da un ingreso adicional de 107.000 millones de pesos (5.500 millones de dólares)», dijo Alberto Velázquez, director de finanzas de Pemex.
«Esto es muy importante porque eso va a permitir fortalecer la política de inversión de la empresa», agregó.
Analistas consultados por la AFP coincidieron en que la decisión de capitalizar a Pemex es «una buena noticia», pero opinaron que el monto es insuficiente y que se necesitan más detalles sobre cómo se obtendrán los recursos anunciados por el gobierno.
Para Gonzalo Monroy, de la consultora en energía GMEC, las fuentes más «sólidas» son los 3.100 millones de capitalización y pasivos laborales. «Todo lo demás es bastante más incierto», afirmó.
La consultora británica Capital Economics consideró, por su parte, que las medidas no son de largo plazo y que es «poco probable» que logren revertir la menguante producción petrolera de la empresa.
Velázquez detalló que estos incentivos permitirán aumentar en un 36% la inversión de Pemex este año hasta 288.000 millones de pesos (14.907 millones de dólares), tras cuatro años consecutivos en los que, afirmó, hubo reducción de inversiones.
– No más deuda –
Velázquez destacó que la inversión se logrará con esfuerzos de austeridad y el soporte del gobierno, sin contraer nuevas deudas, un tema crítico para la compañía estatal que ya debe más de 100.000 millones de dólares.
«La austeridad es la fuente primaria de poder designar estos apoyos a la empresa», dijo Velázquez.
El ejecutivo indicó que durante la administración anterior, del presidente Enrique Peña Nieto, se contrataron en promedio 140.000 millones de pesos de deuda nueva cada año. «La gran mayoría fue perdido por ineficiencia y corrupción», dijo, por su parte, el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa.
Subrayó que Pemex será «totalmente» respaldado por la administración de López Obrador. «Si se requiriera más aportaciones para capitalizar a Pemex, este año incluido, lo vamos a hacer», agregó Urzúa.
Puntualizó que los 800 millones de dólares de beneficios tributarios que se otorgarán a la compañía no afectarán la recaudación del país de este año pues están innovando en sistemas para fiscalizar y evitar la evasión tributaria.
– En la mira de las calificadoras –
Pemex vio reducida en enero su calificación crediticia por parte de la agencia Fitch, lo cual generó incertidumbre entre inversionistas por su eventual impacto en las finanzas de México.
Fitch argumentó que Pemex sufre una persistente caída de sus ingresos, que en gran proporción son utilizados para financiar al gobierno mexicano, además de registrar insuficientes niveles de inversión.
Advirtió también que Pemex requiere entre 9.000 y 14.000 millones de dólares de inversión adicional anual para reponer sus reservas de hidrocarburos y detener el prolongado declive de su producción petrolera, que cayó de 3,4 millones de barriles diarios en 2004 a 1,8 millones de barriles en la actualidad.
El expresidente Peña Nieto había buscado revertir la producción menguante con una reforma en 2013 que abrió el sector energético local a la inversión privada tras más de 70 años de monopolio estatal, y así promovió la licitación de más de 100 campos petroleros.
Pero el actual gobierno del izquierdista López Obrador, que asumió en diciembre, rechaza esa reforma a la que considera «una farsa» y se propone reactivar a la compañía.