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México, Estados Unidos y Canadá muestran discrepancias en revisión del TLCAN

Por Alina Dieste

Washington/AFP

México, Estados Unidos y Canadá exhibieron sus discrepancias el miércoles al iniciar la revisión del acuerdo que hace 23 años abolió sus fronteras aduaneras, vital para la economía mexicana pero que Donald Trump considera un «desastre» que hay que terminar.

Al lanzar la primera ronda de conversaciones en Washington, negociadores de los tres países coincidieron en la necesidad de «modernizar» el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) firmado en 1994 y que abarca a casi 500 millones de personas y representa un cuarto de la economía mundial.

Pero Estados Unidos, a cuyo impulso se llegó a esta revisión tras las amenazas de Trump de abandonar el pacto, fue enfático en la necesidad de cambios de fondo, en contraste con sus socios, que destacaron más que nada los beneficios de la integración.

«Las opiniones del presidente sobre el TLCAN -que comparto por completo- son bien conocidas. Quiero dejar en claro que él no está interesado en un mero ajuste de algunas disposiciones, y unos pocos capítulos actualizados», dijo el jefe negociador estadounidense, el representante de Comercio Exterior Robert Lighthizer.

«Sentimos que el TLCAN ha fallado fundamentalmente para muchos, muchos estadounidenses y necesita mejoras importantes», añadió.

Trump hizo del tema un mantra de su campaña electoral. «Haremos grandes cambios o nos libraremos del TLCAN para siempre», ha reiterado incluso desde la Casa Blanca.

Washington cuestiona el déficit de su balanza comercial con México, que desde la firma del pacto en 1994 pasó de un excedente de 1.300 millones de dólares a un déficit de 64.000 millones. Además, critica la pérdida de empleos  por la instalación de fábricas en México para aprovechar la mano de obra barata.

Al sentarse a la mesa el miércoles, Lighthizer también pidió «disposiciones efectivas» contra la manipulación de divisas, reglas de solución de controversias «diseñadas para respetar la soberanía nacional» y provisiones de protección contra el dumping de terceros países.

Enfrentar a Asia

«El TLCAN está a prueba», afirmó el jefe de la delegación mexicana, el ministro de Economía Ildefonso Guajardo, instando a «no romper aquello que ha funcionado».

Consultado más tarde en rueda de prensa sobre los reclamos de Estados Unidos, Guajardo señaló que «cualquier esfuerzo para mejorar las balanzas comerciales tiene que hacerse a través de la expansión del comercio, no a través de la contención».

Y aunque aunque reconoció la transferencia de empleos a México, remarcó que el impacto de la competencia desde Asia «habría sido más radical y desastroso» sin el TLCAN. «Al final del día somos parte de la solución, no del problema», resumió.

El TLCAN es clave para México, que multiplicó exponencialmente sus ventas a Estados Unidos, adonde envía el 80% de sus exportaciones, en particular bienes

manufacturados y productos agrícolas.

«México y Estados Unidos son como un huevo revuelto: ya no hay cómo separar la clara de la yema», apuntó en una reciente conferencia Duncan Wood, director del Instituto de México en el centro de análisis Wilson Center, citando a un empresario mexicano que resumió así la interdependencia entre ambas economías.

Sin embargo, el riesgo de que Estados Unidos abandone el TLCAN es real, recordó Fred Bergsten, director emérito del Instituto Peterson de Economía Internacional (PIIE).

«El fracaso es una opción. No nos gusta decir eso. No nos gusta pensar eso, pero es verdad», dijo, subrayando  «lo costoso que sería para Estados Unidos».

«Poner la mesa»

Optimista sobre las ventajas del TLCAN, Canadá llamó a hacerlo «más progresista», con provisiones sobre trabajo, género, poblaciones autóctonas, y medio ambiente.

«Tenemos un poderoso interés compartido en llegar a acuerdos mutuamente beneficiosos», dijo la ministra canadiense de Exteriores, Chrystia Freeland.

Cauta sobre las advertencias de Lighthizer, recordó luego a periodistas que esta primera ronda se trata de «poner la mesa» y dijo que Canadá «está preparado para momentos de drama y de retórica».

Freeland prefirió no pronunciarse sobre si la revisión del mecanismo de regulación de controversias comerciales, conocido como el «Capítulo 19», que permite arbitrar litigios relativos al dumping, es una «línea roja» para los canadienses.

Favorable a Canadá, en particular con relación al sector de la madera, es resentido por Estados Unidos, que buscará suprimirlo.

México, en tanto, aprobó el mes pasado una resolución para que sus negociadores resistan cualquier posible eliminación.

La revisión del TLCAN no tiene fecha límite, pero las partes prevén entre siete y nueve rondas y esperan logros antes de las elecciones generales y parlamentarias en México (julio de 2018) y legislativas en Estados Unidos (noviembre de 2018), que pueden entorpecer los debates.

La segunda ronda está prevista en México a partir del 5 de septiembre, antes de una tercera en Canadá, cuya fecha aún no fue anunciada.

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