Por Laurent Thomet
México/AFP
A casi una semana de que Donald Trump se convierta en el presidente de Estados Unidos, México se está preparando para duras negociaciones, se niega a pagar un muro fronterizo de 3.200 km y rechaza amenazas proteccionistas.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, y Trump dieron algunas muestras el miércoles de lo que será su nueva y compleja relación.
Peña Nieto dijo que buscará negociaciones «abiertas y completas» con el próximo gobierno de Estados Unidos y que «todos los temas están sobre la mesa», incluyendo la seguridad, la migración y el comercio.
Pero, enfatizó, «en ningún momento aceptaremos nada que vaya en contra de nuestra dignidad como país y nuestra dignidad como mexicanos».
Peña Nieto prosiguió: «es evidente que tenemos algunas diferencias con el próximo gobierno de Estados Unidos, como el tema de un muro que México, por supuesto, no pagará».
Trump -que ha enfurecido a los mexicanos al llamar a los inmigrantes de este país «violadores»- declaró en conferencia de prensa horas antes en Nueva York que México le ha sido «tan agradable».
Pero el magnate republicano dijo que comenzará rápidamente a trabajar en el muro y que México reembolsará a Estados Unidos el costo de la obra a través de un impuesto u otra forma de pago no especificada.
«Vamos a construir un muro. No quiero esperar cerca de un año o un año y medio hasta que finalicen mis negociaciones con México, que empezaremos en cuanto asuma», dijo Trump en su primera conferencia como presidente electo.
El costo de construir esa obra -que podría ser más una cerca que un muro, según analistas- podría ser de hasta 25.000 millones de dólares.
Y aunque Trump no repitió la amenaza que hizo cuando era candidato de que impondría impuestos a las remesas enviadas por los inmigrantes mexicanos, Peña Nieto dijo que trabajaría para «mantener el flujo libre» de esos fondos, que alcanzaron los 24.000 millones de dólares en los primeros 11 meses de 2016.
La moneda mexicana cayó a un nuevo mínimo récord después de la conferencia de prensa de Trump, perdiendo 0,9% para ubicarse en 22,20 pesos por dólar.
«Miedos y amenazas»
Trump también renovó su compromiso de imponer «un impuesto fronterizo importante» a las empresas que envían trabajos a otros países como México.
El magnate reconoció un reciente anuncio del fabricante Fiat-Chrysler sobre sus planes para impulsar inversiones en Estados Unidos, así como la decisión de Ford de cancelar la construcción de una planta de 1.600 millones de dólares en México.
La industria automotriz es vital para México, el cuarto exportador mundial, y la mayoría de esa producción tiene como destino Estados Unidos.
Peña Nieto rechazó cualquier intento de influir en los inversores extranjeros «con base en el miedo o las amenazas».
Pero dijo que México estaba listo para discutir el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) que comparte con Estados Unidos y Canadá y que Trump quiere renegociar.
Peña Nieto emitió sus propias demandas al próximo gobierno, renovando llamamientos para que el Estados Unidos detenga el tráfico ilícito de armas hacia México, que ha alimentado la violencia generada por el narcotráfico durante años.
También dijo que Estados Unidos necesita bloquear el flujo de fondos ilegales al crimen organizado.
‘Fascinantes’ negociaciones en puerta
Pero los analistas advirtieron que las negociaciones del muro y del TLCAN tomarán tiempo, tal vez años, ya que tienen que superar obstáculos en el Congreso de Estados Unidos y con los países involucrados en el proceso.
En un intento por comenzar con el pie derecho, Peña Nieto nombró la semana pasada a su exministro de Hacienda, Luis Videgaray, como ministro de Relaciones Exteriores.
Videgaray dimitió en septiembre, después de la tormenta política que desató su papel en la controversial reunión entre Peña Nieto y Trump, cuando éste aún era candidato.
«Éste es un hombre que ciertamente tiene una visión estratégica, es un negociador, es un político transaccional por naturaleza», dijo a la AFP Duncan Wood, director del Instituto de México en el Centro de Estudios Wilson de Washington.
«Éstas van a ser negociaciones complejas, fascinantes», añadió.
El analista mexicano Luis de la Calle, quien estuvo entre los negociadores del TCLAN, en vigor desde 1994, dijo a la AFP que muchos legisladores estadounidenses quieren proteger a las empresas en sus estados de origen, señalando que México es el principal mercado de exportación de California y Texas.
México «debe negociar como país serio, responsable y un país dispuesto a dejar la mesa de negociación en caso que Estados Unidos proponga algo que sea inaceptable», apuntó De la Calle.