MI COLUMNA IZQUIERDA
Mauricio Vallejo Márquez
Coordinador
No es fácil. Siempre escribí con la mano derecha, tal vez en alguna ocasión en esa niñez que se disipa en los recuerdos jugué a escribir con la zurda un par de veces. Sin embargo, en este mes, bueno en estos dos meses, he tenido que aprender a hacer todo con la mano izquierda. Repito no es nada fácil, pero con paciencia he logrado escribir algunas líneas, comer, digitar y usar esa mano que era testigo de todo lo que hacía la diestra, y me alegra. Siento bonito.
Fue un triunfo cuando escribí mi primer párrafo con la mano izquierda. Me sentí bárbaro, todavía no logró dominar la mano ni soy capaz de escribir con la misma velocidad y destreza que con la derecha. Puedo elaborar primitivos dibujos y me estoy aprendiendo desenvolver de la mejor forma posible, quizá por eso es que a tanto destiempo que escribo esta columna «a lo Zurdo» siendo diestro.
Mi abuela era zurda, la mamá de mi papá tuvo que aprender obligada a escribir con la derecha en una época que era visto como algo «siniestro» hacerlo. Sin embargo, una de sus hijas y una de sus nietas es zurda. Mi bisabuelo, el minero, papá del papá de mi mamá era zurdo. La hermana de mi mamá, que toca el violoncelo, es zurda. Mi hijo igual.
Al final, quizá me convierta en el primer ambidiestro por usar las dos manos. Y el hecho de haber tenido problema con mi mano derecha haya sido, como se dice «gam zu letova», lo cual quiere decir: todo es para bien.
Ahora escribo con la derecha o mejor dicho espero volver a escribir con la derecha como hoy escribo con la izquierda. Total, dicen los expertos todo depende del ejercicio y la decisión. Justo de la manera que le hacemos frente a la vida: eligiendo adaptarnos al momento y a la condición. Así que esta columna se labró despacio y con la izquierda para abrir un nuevo capítulo en la vida de su escribiente.