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Mi primer día de clases

Óscar A. Benítez

Arquitecto

El día llego, el inicio de mi vida universitaria, luego de años en el colegio, donde realmente no la pase tan bien, porque ser “Nerd” o sobresalir académicamente nunca está bien visto en nuestro sistema educativo y social. Iba con la expectativa altísima, con ilusiones, y Sueños grandes del tamaño del universo, porque todos queremos sembrar ese árbol, escribir ese libro para dejar nuestra huella en este mundo, Arquitectura fue la carrera elegida, de ese top 5 de carreras junto a Presidente de la República, bombero o Astronauta que muchos quieres cuando somos más chicos. Elegí la Única universidad pública, ¿Por qué ahí? Porque siempre quise estudiar ahí, por su historia, por su cercanía, Al final quizás todos hablaban tan bien de Ella, que me descantaron con sus elogios así ella.

Entrar a la universidad, iniciar tu profesión, es para muchos el inicio de una gran aventura, llena de pasión de alegrías y tristezas pero al fin y al cabo es lo que quieres ¿no? Inician tus pasos y lo primero que ves Son esas entradas donde miles de estudiantes hacen el mismo desfile de sueños que tú, observas edificios descuidados, entre edificios interesantes y que motivan existen, unas moles de concreto y hierro que son sacadas de una librería de internet, edificios sin alma observas áreas verdes olvidadas con basureros inservibles, puertas que probablemente han sido abiertas millones de veces y se les nota su uso tanto que se sostienen por un clavo de esfuerzo sigues observando y ves marcas del descontento social, alguna otra marca de esquemas extranjeros que muchos sueñan con revivir, pisos de concreto los cuales se nota que han sufrido el pasar de los años, soportando el caminar de muchos estudiantes, y entre esos edificios ves una mar de árboles, como de una zona de recuerdos olvidados, una zona que ha crecido libremente entre las plataformas de concreto que forman el reticulado de circulaciones peatonales de la Universidad, ves una galera por ahí y otra por allá como esas cabañas olvidadas por el tiempo y por sus dueños.

Para cuando llegas a tu aula, el entorno te ha matado un poco la ilusión de esa institución gloriosa donde han salido muchas profesionales brillantes y otros no tanto, pero todavía tienes esa carta. “seré Arquitecto”, “seré Doctor” y dices no importa cómo se vea la Universidad, lo importante es mi sueño, Te sientas junto a 25 o 30 compañeros, a muchos de ellos será la única vez que los veras junto a ti en el aula, esperas que llegue El profesional, el Docente que te guiara a esta aventura, Un profesional distinguido con experiencias increíbles que te contara, que te llevara a tu limite creativo, llego ese momento entra por las puertas y luego escuchas: “buenos días, Muchos de ustedes no terminaran su carrera, estamos perdiendo buenos profesionales en otras áreas” y te empieza a contar sobre estadísticas pero no de Arquitectura, si no de cuantos reprobaran el curso, información que motiva.

No importa trabajar en mesas que las polillas se las están comiendo o en bancos incomodos. Tratas de hacer los ejercicios que el Docente te deja y te emociona tu primera trabajo, te sientes orgulloso de él, porque tú sabes lo que te ha costado comprender lo que en un lenguaje desconocido para ti te decían y llegar a ese resultado, pero caes en la realidad de este mundo “su trabajo esta malo” ,“no fue lo que pedí”, “solo en su mente absurda cabe que esto es  diseño“, “debería de irse a otra carrera” o te tira la maqueta para ver si está bien pegada, luego con los años te da risa ese maltrato, pero sabes que inconscientemente te dejó mal herido en tu confianza. Con  Frases de ese tipo te animan a seguir mejorando en tu formación, sigues y no te desanimas, pero sigues escuchando “no es lo que Yo quiero”, “su proyecto no es lo que pido”, “no le han enseñado eso en otras materias”, “Yo ya te enseñe esto” y así poco a poco tu libertad de pensar se va coartando por frases y situaciones en contra, pero un “¿Por qué no entendieron, les puedo ayudar?” o un “ cambiemos el método por los resultado, probablemente como docente esté equivocado” , seguro jamás soñé escucharlo porque según muchos docentes universitarios el problema es el Estudiante, porque ellos “ Enseñan” y el estudiante es quien “no estudia” , muchos ya en el segundo año de la carrera lo que quieren es “pasarla y sobrevivir” y tu ilusiones y sueños se cambian a un mentalidad “ les haré caso, al final lo que quiero es el título” , esta frase es un crimen para el profesionalismo y el prestigio de una universidad que en sus alumnos deben surgir los autores del cambio, pero seguramente en la actualidad eso no está sucediendo, porque en el campo laboral la frase se convierte en “no le cobro el diseño y le hago la construcción” , menospreciando su propio trabajo profesional la regalar un proceso creativo que muchos ven como “fácil” o “rápido”.

Luego de 5 años y tantas materias si sobrevives a ellas, el castigo no termina ahí, la tesis es otro umbral del dolor, donde muchos sufren más que otros, yo debo de agradecer mucho a mis asesores que son grandes profesores que con gusto trabajaría con ellos por hacer las cosas diferentes. Esa etapa escuchas el “bachiller” casi más que tú nombre, porque te tiene que humillar antes que seas colega o estés sobre toda la burocracia de la institución, te gradúas y la realidad te golpea.

¿Será que estoy listo para el mundo real? ¿Las 50 materias realmente me ayudaran a sobresalir en este mundo tan competitivo?

 

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