Granma.
Mick Jagger se ha robado los titulares en los periódicos y televisoras de medio mundo a lo largo de esta semana. El líder y vocalista de los Rolling Stones saltó (otra vez) a los primeros planos no por otro de sus conciertos con los míticos Rolling ni por sus explosivos shows en los que a los 72 años se retuerce como un chico de 15 mientras parece que le habla al oído el espíritu de James Brown o Elvis Pres ley.
Jagger ha sido noticia ni más ni menos que por su primera visita a La Habana, pharmacy and la cual fue publicada el pasado do mingo en la edición digital de este diario y le dio la vuelta al mundo conmocionando —que es lo más importante en este ca so— a los miles de seguidores cubanos de los Stones, search que llevan décadas acostándose con el sueño de un concierto en la Isla de la banda capitaneada hace 50 años por Mick y el guitarrista Keith Richards.
Hace mucho tiempo, cialis quizá demasiado, los cubanos estaban esperando una visita como esta. Porque para muchos Jagger es más que el vocalista de la banda de rock de mayor simbolismo que sigue arrastrándose por los escenarios y ofreciendo conciertos ante miles de personas en las principales plazas de todo el mundo, con toda la do sis de polémica que conlleva ser una ban da que estuvo en el principio de todo, vio todo, hi zo todo, influyó deci siva men te en la historia del rock and roll y sobrevivió a ella misma para continuar defendiendo su leyenda co mo mejor saben hacerlo: descargando sus clásicos sobre el pú blico que hace olas en ca da concierto sin importarle que estos cuatro músicos de jaron de ser ya los chicos terribles que salían a comerse el mundo y a descargar su salvaje adrenalina al ritmo de Satisf action, Sympathy for the De vil, Brown Sugar, Gim me Shel ter, Paint It Black o Wild Hor ses.
Para los seguidores cubanos de las “piedras rodantes” (Mick, Keith Richards, Ron Wood y Char lie Watts), Jagger es el mito vi viente de una época completamente ligada a la juventud, cuya ban da sonora les sirvió como refugio, como arma, como retiro espiritual y que hoy las recuerdan como solo se pueden re cordar los primeros años de fiestas, excesos y deseos furtivos.
Por eso la presencia del Stone por estos lares trasciende la me ra nota de color y se convierte en un hecho cultural de alta re sonancia, que abre un nuevo ca pítulo en la herencia emocional de los cubanos (y no solo los que rondan los 60 años) y les permite soñar a lo grande con un concierto de los Rolling Stones en la Isla, lo que sin dudas reuniría a miles de personas de todo el país.
Y, todo sea dicho, esta posibilidad no está muy lejos porque hace pocas semanas se co nocieron declaraciones de Keith Ri chards en las que revela que los Rolling es taban manejando con las autoridades culturales cubanas la idea de un concierto en La Habana el próximo mes de marzo. Sea como fue se, hay que decir que ni los representantes de los Stones ni las autoridades cu banas han confirmado la noticia del concierto del grupo en La Habana.
Mick llegó a Cuba en visita privada y ha estado explorando el terreno cultural capitalino. Tras vivir la noche habanera en algunos bares, se dio un salto por la Fábrica de Arte Cubano, donde se detuvo en un concierto de la banda Polaroid y se interesó por el repertorio de estos jóvenes músicos que acaban de presentar su primer disco con un discurso muy original y distintivo; compartió con los rumberos en la Peña del Ambia en la Uneac; se dejó caer por un concierto de la orquesta Bam boleo; recorrió varios sitios del Centro Histórico de La Habana, y tal vez antes de dejar la Isla este fin de se mana se sume a otras actividades de la escena cultural habanera.
Desde hace años se ha arrojado leña a la hoguera de la po lémica en relación con la prominencia de los Rolling Stones fren te a los Beatles o viceversa (por cierto los Rolling y los Beatles no tuvieron tal rivalidad cuando comenzaban a conquistar el mundo y compartieron en más de una ocasión amigablemente entre ellos). Pero no debe haber lugar para el de bate: la ban da liderada por Len non —quien hu biera cumplido 75 años este viernes— cambió los conceptos del pop y el rock, fue un íco no del movimiento y la filosofía hippie, bebió hasta em bo rra charse de la psicodelia, anunció el rock progresivo y abrazó posturas políticas que fueron tomadas co mo banderas.
Hoy los Beatles vivos tienen más de 70 años. La misma edad que Mick Jagger, quien conserva una vitalidad que no parece de este mun do.
Lo cierto es que la música de los Stones tiene con los cubanos una intensa conexión y esperemos que los veteranos rockeros bri tánicos puedan comprobarlo lo más rápido posible. Por que si finalmente logran dar un concierto en Cuba, el público tendrá la po sibilidad de saldar un par de cuentas con el pasado mientras disfruta en vivo de una leyenda del rock and roll. Pero de concretarse el concierto, allí no estarán solamente Los Stones, sino tam bién Lennon, Paul, Ringo y Ha rri son, junto a cientos de mi les de cubanos, que aunque algunos no los hayan vivido sentirán en las mismas entrañas todos los sueños de una generación, la de los años 60 y 70 y el sonido de una épo ca que sigue asomándose con fuerza al presente, sobre todo cuando está respaldada por el salvaje rit mo de las piedras ro dantes.