Rolando Alvarenga
@DiarioCoLatino
De nuevo vienen otras eliminatorias futbolísticas olímpicas y mundialistas y otra vez vuelven a brotar las esperanzas, sueños e ilusiones entre miles de aficionados y en la mayoría de periodistas no aterrizados, de esos que nunca ponen los pies sobre la tierra para admitir con sangre fría que mientras este fútbol no se profesionalice integralmente, no volverá a los máximos torneos universales. Excepto el atípico caso del fútbol playa, digno de ser estudiado.
Sostengo lo anterior, porque después de la última presencia en un Mundial, el de España 82, el fútbol de este país ha venido en una impresionante picada sin tocar fondo, mientras por lo menos diez países de Norte, Centro América y el Caribe han venido al alza con respecto a desarrollo futbolístico. Todavía tengo pesadillas por el reciente aviso del 15-0 que la pre olímpica haitiana le metió a un equipo amateur de México. ¿Y el Salvador?, bien gracias.
Integralmente preparados quiere decir profesionalismo total: trabajo a tiempo completo; jugadores y entrenadores extranjeros de calidad; sueldos de profesionales y pagados al día; chequeos médicos; excelente preparación física; estadios dignos; constante roce internacional; jugadores salvadoreños destacando en las primeras categorías del fútbol internacional; federativos y dirigentes inteligentes y futbolistas asegurados. Como gato viejo y con sangre fría puedo sostener que una eliminatoria contra los mejores de CONCACAF no se gana y nunca se ganará con una preparación de corto plazo, refuerzos de última hora, ni con garra, coraje y el indio cuscatleco por delante. Se gana con trabajo integral profesional y El Salvador nada que ver y para colmo, esta sub-23 ya lleva por delante la “sal olímpica”. Sin tanto rodeo, no veo por donde los salvadoreños puedan arrebatar los dos boletos a México, Estados Unidos, Costa Rica y Honduras. Y yo, a la orden para quien quiera que lo discutamos.