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El Miércoles de Ceniza marca la entrada oficial de la Cuaresma, celebrada por el mundo católico, la cual es un tiempo de preparación para la fiesta de la Pascua que dura cuarenta días. Este día está marcado por una celebración en la que el sacerdote traza una cruz sobre cada fiel con ceniza, diciéndole: “Conviértete y cree en el Evangelio” o “Polvo eres y en polvo te convertirás”, así lo explicó el sacerdote Luis Ayala.
La celebración de este día está contenida en el Misal Romano. En este se explica que en la misa, se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior, que han sido quemados para la ocasión. Esta costumbre es una antigua práctica penitencial que se remonta al pueblo judío.
La tradición de colocar la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva, por aquel entonces las personas se ponían la ceniza en la cabeza y se presentaban ante la comunidad con un hábito penitencial para recibir el sacramento de la reconciliación, el Jueves Santo.
Según el religioso, el Miércoles de Ceniza se recuerda la mortalidad del hombre y la necesidad de arrepentimiento por las faltas cometidas.
La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que lleva a un destino seguro, que es la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo.
“La Cuaresma es la época penitencial de 40 días, preparados por la Iglesia, para que los fieles se preparen para la conmemoración de la Pasión del Señor, la muerte y la celebración de su resurrección. La Cuaresma comienza a media noche del Miércoles de Cenizas y se termina el domingo de Ramos”, explicó el padre Ayala.
Asimismo, reiteró que la Cuaresma es un período de penitencia, de ayuno, pero se trata sobre todo de privarse de lo superfluo para dedicarse más profundamente a los demás por la limosna y a Dios por la oración. El sentido de esta práctica es recordar el retiro de Jesús al desierto para rezar y meditar durante 40 días.
“El ayuno es un ejercicio de penitencia, de sacrificio, de privarnos de comida o de algo que nos gusta mucho para que realmente sea sacrificio para fortalecer nuestra voluntad y representa una ofrenda a Dios, ayudar a los demás es practicar la caridad. El ayuno tiene aun más valor ante Dios si todo lo que me voy ahorrar en esta Cuaresma de lo que me voy a privar lo dono a alguien necesitado, a eso estamos llamados en esta Cuaresma; la caridad es compartir por amor a Dios, lo que tenemos, no lo que nos sobra”, aseguró.