Alma Vilches
@AlmaCoLatino
En un ambiente de oración y penitencia, Aminta Vázquez de 69 años llegó muy temprano desde Ayutuxtepeque a la parroquia El Calvario, en el centro de San Salvador, para participar en la celebración del Miércoles de Ceniza, con lo cual la Iglesia católica inicia el tiempo litúrgico de la Cuaresma.
“Este día nos recuerda la poquedad que somos, que al final de la vida no nos llevaremos nada de lo material, por eso es importante alimentar día a día lo espiritual, acercarnos más a Dios y practicar los mandamientos dados por él, que son las normas para tener una vida de gracia y amor al prójimo”, expresó Vázquez.
Asimismo, Francisco Reyes, de 31 años, antes de asistir a su trabajo llegó al templo de El Calvario en San Salvador para que le colocaran la cruz de ceniza en la frente. Para él es un signo de reconocer la humildad y un tiempo para la oración, la penitencia y el ayuno.
“Prefiero venir muy temprano a la iglesia, es de las primeras cosas que hago este día, porque para mí es dedicarle un momento a Dios, este tiempo de la Cuaresma es importante para tener un acercamiento con ese ser que nos dio la vida y nos da mucho día a día”, externó Reyes.
Al momento en que se coloca la cruz el celebrante pronuncia las palabras bíblicas “Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás” o “Conviértete y cree en el Evangelio”. La ceniza utilizada ese día se obtiene de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior, como un signo de humildad y le recuerda al cristiano su origen y su fin.
Con el Miércoles de Ceniza inicia la Cuaresma, es decir, 40 días en el que los cristianos católicos están llamados a la conversión y a prepararse espiritualmente para vivir los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús en la Semana Santa. La Cuaresma es un tiempo de oración, penitencia y ayuno, días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.
El diácono Melvyn Aguillón señaló que la ceniza es símbolo de conversión y al participar de esta celebración no se trata de hacer simples actos de mortificación, sino de lograr un cambio radical en la persona, puesto que un día moriremos y se debe aprovechar cada instante de la vida para llevar a cabo el plan de Dios, y sobre todo el de adquirir un compromiso con el propósito de crear un mundo más humano, más justo y más cristiano.
El religioso dijo que el ciclo cuaresmal dura cuarenta días que van desde el Miércoles de Ceniza hasta la tarde del Jueves Santo en que se celebra la Cena del Señor. Los cuarenta días tienen toda una fundamentación bíblica conforme a los acontecimientos de los 40 años de marcha del pueblo de Israel, 40 días de Moisés en el desierto, los 40 días del diluvio y los 40 días de Jesús en el desierto, entre otros.
“Los fieles católicos están llamados a lo largo de este tiempo, a reforzar su fe mediante diversos actos de penitencia y reflexión, y el primer acto de penitencia es el así llamado Miércoles de Ceniza, en el que a través de una ceremonia litúrgica los fieles recuerdan su fragilidad humana a través del símbolo de la ceniza, reconociendo públicamente su situación de pecador y su necesidad de la misericordia de Dios Padre”, indicó Aguillón.
A la vez, reiteró que la Cuaresma es un camino hacia la Pascua, el eje de la Cuaresma es Cristo resucitado, quien ofrece una vida nueva y se entrega como víctima para librar a la humanidad de las esclavitudes del pecado personal y de manera especial del pecado estructural: egoísmo, indiferencia, violencia y la corrupción que siguen crucificando al pueblo.
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