Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Los templos recibieron a cientos de católicos que participaron del Miércoles de Ceniza, una tradición antigua de la iglesia, donde el sacerdote coloca una cruz de ceniza en la frente o la deja caer sobre la cabeza de los feligreses, como un llamado a la penitencia, conversión y preparación a la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo de arrepentirse de los pecados y cambiar algo, para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.
“Con la imposición de la ceniza la iglesia invita a revestirnos de estas prácticas cuaresmales, la ceniza nos recuerda la fragilidad de los seres humanos, nuestro origen y en lo que terminamos, el polvo es tan efímero y pasajero, así es nuestra vida cuando no dejamos huella desde el amor de Dios”, expresó el sacerdote Elder Armando Romero, vicario de la parroquia El Calvario, de San Salvador.
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El prelado enfatizó que el color litúrgico de la Cuaresma es el morado, como un llamado desde la fragilidad e inconsistencias humanas a convertir el corazón en la voluntad de Dios; este tiempo inicia el Miércoles de Ceniza y finaliza la tarde del Jueves Santo, cuando se celebra la Cena del Señor y junto con ello, la conmemoración de los misterios de la fe, que son la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
El Miércoles de Ceniza tiene su origen en una antigua tradición del pueblo de Israel, que cuando alguien estaba en pecado o se querían preparar para una fiesta importante en la que debían estar purificados, se cubrían de cenizas y vestían con un saco de sayal o tela áspera.
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Foto Diario
Co Latino/ cortesía.
Romero dijo que la Cuaresma es un itinerario en el cual la iglesia invita a vivir la gracia de Dios por medio del ayuno, la caridad o la limosna y la penitencia, estas tres características solamente se pueden percibir de manera asertiva o cobran sentido desde la perspectiva de Jesús, para la iglesia es un tiempo fuerte de invitación a la conversión y recuerda que Dios constantemente llama a todos los seres humanos a convertir su corazón hacia él.
Asimismo, detalló que estos 40 días son de preparación para vivir el Triduo Pascual, donde se recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesús.
El número 40 a nivel bíblico es privilegiado y recuerda un tiempo prolongado, hace referencia a los 40 años que el pueblo de Israel caminó por el desierto hasta llegar a la tierra prometida; los 40 días que Jesús estuvo en el desierto a través del ayuno, para prepararse e iniciar su ministerio público.
“La conversión se hace visible por medio de los tres consejos evangélicos, que son: el ayuno, la penitencia y la limosna, un ayuno que no nos hace solo privarnos del alimento, sino de todo aquello que está en contraposición con el proyecto de Dios en nuestra propia vida; la limosna como expresión de la caridad y misericordia que el padre tiene con cada uno de nosotros y que también la expresamos con los hermanos; y la penitencia no como un castigo sino una herramienta para privarnos de aquello que nos hace daño a nosotros y al prójimo”, explicó.
Durante la imposición de la ceniza el padre pronuncia la frase “conviértete y cree en el evangelio” o “polvo eres y en polvo te convertirás”, que recuerdan el origen y fin del hombre, reconociéndose pequeños, pecadores y con necesidad del perdón de Dios.
La ceniza utilizada se obtiene al quemar las palmas del Domingo de Ramos del año anterior, luego son bendecidas y aromatizadas con incienso. La ceniza representa la destrucción de los errores del año anterior, al ser quemados.