Antonio Valencia
@Antovalf
Con el objetivo de conocer las necesidades que viven los migrantes, World Vision acompañó a diferentes rutas migrantes desde Cali e Ipiales y Bogotá a Tona, Santander, y se identificó que el 97% de dicha población son venezolanos, que transitan por las calles de las ciudades mencionadas recorren un tiempo de viaje de entre 10 y 20 días, ya sea a pie o , haciendo uso del transporte público, poniendo en riesgo su vida y la de sus familiares. Por ello, la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado de los Estados Unidos (BPRM) y World Vision ponen en marcha el proyecto “Esperanza Sin Fronteras”, interviniendo en dos sectores clave para los migrantes: la protección y el refugio.
Con respecto al eje de protección, el objetivo es mejorar la protección de las niñas y los niños caminantes que están en riesgo o son objeto de explotación, abuso, negligencia y violencia. Para evitar dichos riesgos, se aumentará el acceso a los servicios de atención de las necesidades de la niñez caminante a nivel individual, familiar, comunitario, organizacional e institucional, buscando mejorar y garantizar su seguridad física, su dignidad y sus derechos, previniendo y respondiendo a los riesgos que enfrentan por medio de asistencia humanitaria y de transferencias monetarias.
Así lo confirmó María Fernanda Becerra, Gerente del proyecto “Esperanza Sin Fronteras” de World Vision, “la niñez migrante, especialmente la que se encuentra sola o no acompañada, es de especial interés, en términos de articular acciones con instituciones y socios de la cooperación mediante la visibilización, acompañamiento en la activación de ruta y respuesta en los casos que se identifiquen”.
En cuanto al segundo eje de “refugio”, la meta es mejorar el acceso a un alojamiento digno y seguro para los migrantes caminantes y asentados en zonas urbanas, mediante entrega de kits de higiene y transferencias monetarias. Se apoyará a cinco albergues ya establecidos a lo largo de la ruta de los caminantes, para proporcionar un mejor nivel de atención y aumentar su capacidad de respuesta a las necesidades de la población. Así, a través del proyecto se trabajará con familias y miembros de la comunidad, dotándoles de habilidades y conocimientos necesarios para prevenir y mitigar los riesgos a los que están expuestas, especialmente, las niñas y los niños.
Apoyando a los más vulnerables
Desde el inicio del proyecto se han entregado alrededor de 60 kits de bioseguridad y primera infancia, así como kits energéticos con 300 bocadillos, 420 botellas y bolsas de agua en el Punto de Atención Integral de Berlín (PAIB), uno de los puntos más críticos de la ruta Bogotá a Tona, Santander. Por otro lado, se espera disminuir riesgos asociados a la violencia, la explotación, el abuso y el abandono de la población migrante y caminante, que recorre día a día las carreteras del país en busca de nuevas oportunidades de vida.
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