Diario Co Latino
El Presidente de Editora Salvadoreña, propietaria de Diario Latino, en la década de los 80, Miguel Ángel Pinto Palomo, quien falleciera el viernes anterior, fue el último de los herederos de la familia Pinto, y quien negoció con los trabajadores del periódico para convertir la editora en una cooperativa de empleados.
El patrimonio intelectual de don Miguel Pinto, cristalizado en 1890 al fundar el periódico Siglo XX, al cual posteriormente denominó El Latinoamericano y que luego de un siniestro registrara con la marca Diario Latino, se mantuvo bajo las direcciones de su hijo Miguel Pinto y de su nieto Miguel Ángel.
Personas cercanas a la familia de Miguel Ángel Pinto Palomo informaron que el deceso ocurrió el pasado viernes 20 de abril, y el día sábado se realizaron las exequias con una misa de cuerpo presente, para posteriormente proceder a la cremación de sus restos.
En la década de los 90, todavía accionista de Editora Salvadoreña, propietaria de Diario Latino, Miguel Ángel Pinto decidió negociar la dirección de la Editora y del periódico con los trabajadores sindicalizados que habían luchado por mantener funcionando la empresa periodística, a pesar del embargo al que había sido sometida por la banca.
La mayor parte de las acciones de su propiedad de Editora Salvadoreña fueron vendidas al grupo de trabajadores que ya trabajaban en la formación de la cooperativa.
Don Miguel Ángel se reunió con los trabajadores y facilitó que formaran el Consejo de Dirección, que dio continuidad a la producción de Diario Latino, y cedió su cargo de Presidente de Editora Salvadoreña a uno de los miembros del Consejo de Dirección que formaron los trabajadores, de forma interina, para dirigir los destinos de Diario Latino, que más adelante se llamó Diario Co Latino.
Hoy hacemos público nuestro agradecimiento a don Miguel Ángel Pinto, por la confianza que tuvo al delegar la responsabilidad de tan importante patrimonio familiar a un grupo de trabajadores que nunca lo defraudaron.
Nos unimos al dolor de su apesarada familia, de sus amigos, y de quienes siempre fueron cercanos a él.
Esperamos que la historia mantenga el registro de tan importante familia que por más de un siglo sostuvieron el diario de la tarde, un vespertino que se identificó con la unión de Centroamérica y otras luchas latinoamericanas.
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